Este 2 de marzo de 2015, escribe David Torres en Público una columna titulada ‘Mariano practica el griego’ en la que arranca diciendo:
Un día Oscar Wilde se presentó a impartir una conferencia en una sala abarrotada de público vestido con un vistoso traje de terciopelo y un floripondio verdaderamente ostentoso prendido a la solapa de la chaqueta. Al día siguiente, en el mismo lugar y a la misma hora, se rió de unos cuantos admiradores que llevaban el mismo floripondio enorme a la altura del pecho.
Añade que:
El domingo Mariano increpó a Tsipras con la misma elegancia decimonónica por copiarle su espectacular incumplimiento de programa. «Aficionados, oiga», les dijo. Apenas lleva un mes al frente del gobierno y Syriza ya ha roto una de sus principales promesas; a esas alturas, al poco de tomar las riendas, el PP ya había roto lo menos dieciocho.
Y concluye que:
En Sevilla se vino completamente arriba y su discurso reflejaba al trasluz las frases más gloriosas de Oscar Wilde: «En la política, tarde o temprano, uno tiene un compromiso». Y también: «Cada acierto nos trae un enemigo; para ser popular hay que ser mediocre».