Este 6 de marzo de 2015, escribe Ramón Lobo en infoLibre una campaña titulada ‘Netanyahu en campaña’ en la que arranca diciendo:
Cada vítore a Benjamín Netanyahu en el Congreso de EEUU tenía dos objetivos simultáneos: apoyar la política del primer ministro israelí, claramente enfrentada a la del presidente Barack Obama, y cavar un poco más la tumba política de un presidente casi saliente (finaliza en enero de 2017), al que detestan profundamente.
Añade que:
Se me quitaría parte del miedo si recordara que Israel ya es potencia nuclear, la única en Oriente Próximo, con un número de cabezas cercana a las 400, según los expertos. Es decir, si Irán hiciera el ademán de disparar, Israel podría destruirle 400 veces. No parece una guerra muy apetecible.
Y concluye que:
Para los moderados de Irán es importante, como lo es el levantamiento del embargo, que mejore la estrangulada economía iraní y que la gente apueste por las reformas. Cerrar esa vía es apostar por los radicales, como Mahmud Ahmadineyad. Quizá eso es lo que se busca Netanyahu: cuanto peor, mejor.