Este 9 de marzo de 2015, escribe Antonio Casado en El Confidencial una columna titulada ‘Rajoy y Sánchez no se creen las encuestas’ en la que arranca diciendo:
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, está convencido de que el PP ganará las elecciones generales y el PSOE volverá a ser el segundo partido. No pierde ocasión de contagiar esa certeza a los dirigentes de su partido. Se trataría de averiguar si se asienta en el puro voluntarismo de un líder en celo, por las citas electorales del año en curso, o responde a señales demoscópicas analizadas por los expertos.
Añade que:
En el entorno de Rajoy creen que las buenas noticias económicas previstas para el año electoral en curso (2,5% de crecimiento y medio millón de nuevos empleos) compensarán el impacto de la corrupción asociada a las siglas del PP (son conscientes de que eso es realmente lo que puede perjudicar la causa electoral de este partido), y que su estrategia debe orientarse hacia la recuperación del votante desalentado que se fuga por el centro y no tanto por la derecha.
Y concluye que:
Además de recordar ese detalle de su biografía, el argumentario recomienda referirse a dicho partido en su original denominación catalana y presentarlo como un partido de aluvión, sin equipos, sin experiencia y sin proyectos, cuyo principal activo es el tirón mediático de su líder. Ya, pero cuando a Rajoy le preguntan por Rivera, a pesar de ese tirón mediático, el presidente siempre responde: «No lo conozco, nunca he hablado con él». Otro modo de ningunearle.