JosŽ Luis G—mez

No pasa nada…

Las elecciones andaluzas aceleran los análisis sobre el cambio político que está de camino en España, donde las encuestas y muchos analistas dan por hecho que habrá cuatro ‘grandes’ partidos en vez de dos, como fue habitual durante la mayor parte del período democrático. Con una excepción, a menudo olvidada: los tiempos en los que hubo tres grandes partidos con notable presencia en toda España: UCD, PSOE y AP, también llamada CD antes de ser el PP. Más bien cuatro, sumando al PCE. Por tanto, sin cuestionar la novedad que se avecina, tampoco lo es tanto como a veces se quiere exagerar.

Desde el punto de vista del sistema o de la casta, como dirían los de Podemos, la inquietud no está tanto en si hay dos o cuatro partidos como en si Podemos llega al Gobierno y cambia el curso del Amazonas. Los otros tres partidos, PP, Ciudadanos y PSOE, no inquietan a nadie en los grandes salones del país. En realidad, ni siquiera Podemos, ya que el partido de Pablo Iglesias se abraza a un programa cada vez más socialdemócrata, por mucho que su apariencia sea la de unos comunistas antisistema, que es como los presenta la derecha, al juzgarles más por su aspecto y sus formas que por sus mensajes de fondo. Si se leen los papeles de Podemos, puede constatarse que su programa económico es más socialdemócrata que comunista.

Los otros tres ‘grandes’ partidos son de derechas, caso del PP; de centro derecha, caso de Ciudadanos, y de izquierda moderada, caso del PSOE. La gran novedad que aporta el partido de Albert Rivera es que es de centro derecha sin la carga involucionista del PP de Mariano Rajoy ni su corrupción. Y un pequeño detalle más: Albert Rivera brinda la oportunidad de que un político catalán contribuya a la modernización política de España.

¿Conclusión? Si los que suman mayoría son PP y Ciudadanos, no habrá ningún terremoto político. Si la suma fuese entre Ciudadanos y el PSOE de Pedro Sánchez, más de lo mismo, con un ligero acento de izquierdas y la opción de reeditar -y actualizar- los años de mieles entre PSC y PSOE en Cataluña. Y como PP y PSOE significan una suma imposible, del mismo modo que PP y Podemos, queda la opción de que quienes sumen sean PSOE y Podemos, que vendría a ser algo similar a lo ya visto en coaliciones entre PSOE e Izquierda Unida en Andalucía, entre PSC y ERC en Cataluña o entre PSdeG-PSOE y BNG en Galicia. La opción de una suma entre Ciudadanos y Podemos no parece la probable, al menos a día de hoy, y si se produjese tampoco resultaría inquietante. En definitiva, no pasa nada, y si pasa, tampoco pasará nada. Al tiempo.

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