Este 19 de marzo de 2015 Salvador Sostres escribe en El Mundo una columna titulada ‘Ganar es mejor’ en la que arranca así:
En Israel ha ganado la derecha porque los judíos saben que no pueden volver a perder. La amenaza del totalitarismo que quiere hacernos desaparecer, bien sea a judíos, a cristianos o a cualquier persona libre, ha existido y existirá siempre se llame comunismo o yihadismo, Venezuela o Palestina, Podemos o Chomsky.
La derecha es un dique de contención contra la barbarie, un esmoquin redentor en un ritual de oscura tribu, una suite de Bach acallando el tam-tam africano, el valor del capitán Netanyahu en un mundo en que los judíos sólo gustan cuando están en Auschwitz.
Añade:
Si la gente no fuera tan ignorante, en lugar de vivir instalada en esta judeofobia tan patética como criminal, dejaría de perder el tiempo con absurdas oenegés y todo lo donaría al ejército de Israel, que es quien garantiza que podamos mantener nuestro modo de vida libre y que la vida continúe teniendo algún valor. Yo antes daba a Cáritas y ahora ya todo se lo doy a Bibi. Ayudar es rezar, ganar es mejor.
Concluye:
La derecha ha ganado en Israel porque cuando los ciudadanos estructurados y responsables son conscientes de sus problemas se abstienen de votar tonterías. La extrema izquierda española, y en especial la extrema izquierda catalana, que no sé si es la más extrema pero sí la más estúpida, ha reaccionado con todo su atraso, con todo su odio, con toda su impotencia ante tan brillante victoria. No querían que perdiera Bibi, querían que perdiera Israel. Y no querían sólo que perdiera, sino que desapareciera.
