Pedro Calvo Hernando

El final del bipartidismo

Estos días que faltan hasta el domingo 22 son días cruciales en el devenir de esta España posbipartidista que se va a inaugurar oficialmente con las urnas de las elecciones autonómicas de Andalucía. De esas elecciones va a salir ya ese fin del bipartidismo. Aunque todavía contenido por el previsible sostenimiento de la fortaleza en esa región del PSOE, ese final será ostensible. La nueva época ya se atisbó en las elecciones europeas del pasado mayo, pero entonces aun era demasiado pronto para sacar conclusiones. Un par de meses después vendrán las autonómicas y municipales, en las que la estela de las andaluzas saldrá aumentada y redondeada. Pero las andaluzas van a ser más importantes todavía por su poder configurador de la evolución política posterior. Por ejemplo, en el crucial asunto de las alianzas a fraguar a partir del 23 de marzo. Si al fin se impone la necesidad de un acuerdo entre PSOE y Podemos, tal acuerdo tendería a repetirse en los comicios de mayo en autonomías y municipios. Pero lo mismo si la solución andaluza es un pacto del PSOE y de Ciudadanos.

No se puede decir lo mismo de IU, aun en el caso de que este domingo sacara en Andalucía un digno resultado que le permitiese un pacto con los socialistas del que resultara una mayoría absoluta. Porque ya se sabe que en Andalucía las cosas las tiene IU un poco mejor que en el resto de España, donde parece que en ningún caso podría repetirse esa hipotética fórmula andaluza. Y entonces es claro que la fórmula en el resto de España habría de ser, aunque el PP fuese el partido más votado, coaliciones del PSOE con Podemos o con Ciudadanos para llegar a mayorías absolutas que permitieran gobernar. Es obvio que lo dicho no tiene encaje para Cataluña, donde las cosas son sustancialmente diferentes. En cualquier caso, lo que digo es que la jornada del domingo va a tener una importancia extraordinaria y sobre todo porque abrirá oficial y fácticamente ese nuevo ciclo histórico del que tanto venimos hablando todos. Para el PP la jornada tendrá un influjo complementario a la contra del partido de Rajoy, ya que desarmará en buen medida la fuerza que haya podido tener la utilización electoral del tema de los ERE en contra del PSOE. En materia de corrupción, cobrará fuerza renovada todo ese infinito cúmulo de casos que el PP ha venido acumulando casi a diario, hasta el último día y de manera prácticamente inabarcable.

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