Esther Esteban

Terroristas sin nombre

Es un enemigo cruel y despiadado, que da igual el nombre por el que se le conozca. El Estado Islámico, que ha reivindicado el atentado de Túnez, denominó «caballeros del califato» a los dos terroristas muertos que «asediaron un grupo de turistas de los países sembrando el terror en el corazón de los infieles». Como dijo el ministro francés, habrá otros atentados que llenarán las calles de sangre y dolor, sólo hay que esperar para ver donde y como. Golpeando en Túnez los terroristas lo que pretendían era atacar el único estado del norte de Africa en el que seguía floreciendo la primavera de árabe, que representa un símbolo con el que, lógicamente, ellos quieren a acabar. El tema es si existe o no el riesgo de que esto termine desestabilizando toda la zona, con lo que ese peligro significa en general para Europa. Todo avance y toda civilización de nuestra cultura es una ofensa para estos caballeros oscuros, despiadados sin nombre, que quieren una regresión a las tinieblas.

Ahora el resto del mundo y sobre todo Europa debe colaborar para que en Túnez, los más radicales no aprovechen este acto terrorista para propiciar una involución de su democracia incipiente. «No tenemos miedo». Era el mensaje que los tunecinos transmitían con coraje y rabia a los terroristas que cometieron los atentados. Ciento de ciudadanos de Túnez marcharon por el recinto del museo Bardo -donde horas antes habían asesinado a una veintena de turistas y tres tunecinos en manifestaciones espontáneas que se sucedían una tras otra, con el objetivo de que su voz traspasara fronteras. El terrorismo yihadista no puede mancillar la transición política que con tanto esfuerzo están construyendo y, por eso, todos los demás países deben ayudar.

Está claro que los islamistas querían disparar además donde más le duele a ese país -sin apenas recursos naturales- y por eso fijaron en su Diana al turismo, una de las principales fuentes de ingreso. Estos días se ha recordado que el presidente norteamericano Barack Obama hace apenas dos meses volvía a subrayar el valor que tiene Túnez como aliado estratégico. Se ha dicho, se ha escrito y yo comparto que quizás sea conveniente que se reconsidere la política de acuerdos que limita a Siria e Irak la intervención militar de Estados Unidos para detener el estado islámico y al Qaeda o sus múltiples grupos satélites. Poner coto al avispero que constituye Libia tiene que ser un objetivo prioritario, aunque lógicamente el liderazgo debe corresponder a Europa. Sea como fuere la comunidad internacional no puede ni debe desfallecer en su intento de que los países árabes visualicen la importancia de la libertad y el pluralismo, tanto político como religioso, pero además debe protegerse. Da la sensación que pasado un tiempo, terribles atentados que conmocionaron al mundo como los de Madrid o París quedan sólo para el dolor y el recuerdo sin mas compromiso que el del último minuto. Tenemos que defendernos de estos terribles enemigos despiadados y brutales que cambian de nombre, son camaleónicos pero son siempre los mismos. Da igual que se llamen Al Qaeda, Estado Islámico o lo que sea. Vienen a por nosotros, quieren matarnos, arrasar con nuestra cultura, imponernos sus costumbres del Medievo y someternos. Sólo hay que leer el relato que ese pedazo de periodista, querido y admirado amigo, Javier Espinosa, ha hecho estos días del infierno que vivió tras ser secuestrado por esta gente. Su comportamiento sádico y violento pone los pelos de punta y sólo hay que pensar que eso no ocurrió en un lugar lejano, aunque lo parezca, que son nuestros hijos aquí en la opulenta Europa los que están en grave peligro. Imposible mirar hacia otro lado .

TIENDAS

TODO DE TU TIENDA FAVORITA

Encuentra las mejores ofertas de tu tienda online favorita

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído