Este domingo 22 de marzo de 2015, escribe en La Razón una columna Cristina López Schlichting titulada Verano sangriento, que arranca diciendo:
A prepararse este verano. Europa se llevará parte del turismo que perderá Túnez, pero también su cuota de atentados terroristas. Siempre han sido así, los islamistas. Saben donde golpear para ganar publicidad y desestabilizar la economía de los Gobiernos.
Continúa su explicación:
El terrorismo no es nuevo. Golpeó los autobuses de turistas de El Cairo, arrasó Argelia con el FIS, mató peregrinos en Tierra Santa y finalmente estalló en Estados Unidos y Europa. Lo que ahora vivimos es la eclosión final: verdaderos ejércitos conquistando ciudades en Irak y Siria y penetrando con sus células todos los países de la zona. Es la guerra. El turismo será objetivo preferencial, especialmente en los países que de él dependan crucialmente, como España.
Finaliza así:
El arzobispo de Mosul, que ha tenido que abandonar la ciudad el pasado verano, junto con un cuarto de millón de fieles, que ahora se hacinan en campos de refugiados en Kurdistán, visitó nuestro país recientemente y fue muy claro en Cope: «Si no les hacen frente, pronto los tendrán aquí». Bueno, unos están en puertas y, otros, agazapados en nuestras ciudades, dispuestos a ejecutar órdenes.