Este 1 de abril de 2015, escribe José Oneto en República.com una columna titulada ‘Vuelo 4U9525: Nunca sabremos lo que realmente pasó’ en la que arranca diciendo:
Este martes, hace una semana que a última hora de la mañana una noticia sorprendía a Europa: un avión de la compañía alemana Germanwings, que realizaba el trayecto entre Barcelona y Düsseldorf con 150 personas a bordo, se acababa de estrellar en los Alpes franceses, en un lugar de imposible acceso por carretera.
Añade que:
Probablemente, ese novela imaginaria o ese guion cinematográfico, hubiera sido rechazado porque, entre otras cosas, se parta de la lógica de que los aviones están preparados para afrontar un peligro que viene de fuera y no de dentro, de un piloto que se encierra en la cabina, que no deja entrar al comandante y que con frialdad dirige el avión de sus sueños hacia un destino fatal.
Y concluye que:
Por supuesto, unos sistemas así tendrán sus propias complicaciones y consecuencias. Y seguramente requerirán supervisión humana… y los humanos nunca actuarán como robots, ni está previsto como pueden actuar y reaccionar…