Lo que ha venido a resultar de las elecciones andaluzas ha sido una adaptación de La Verbena de la Paloma. Que don Pablo el Podemita con la Casta decía que no bailaba pero ahora sí que está dispuesta a hacerlo con la Susana.
La Casta era, y supongo que es aunque los tiempos cambian una barbaridad, el fruto apestoso y prohibido. La casta ajena, claro. Que la propia, los momios universitarios, los pelotazos chavistas y los chollos votados en familia para el hermano, es como si no contaran. La casta son los otros, ya se sabe.
Con la casta, la castuza repican en los twitter las hordas de orcos podemitas siempre listos al degüello de cualquier crítico, no hay pacto posible. Ni arrimarse siquiera y menos aún aparecer del brazo como el Don Hilarión en la verbena.
Pero he aquí que resulta que se vota y que es Susana la reina del baile. Y que hace don Pablo . Pues que ya pone distingos, que la Casta y la Susana no son lo mismo aunque a todos se lo parezcan. Que la Susana no es la Casta y que tampoco hay porque irle pidiendo pruebas de virginidad ni purezas de sangre revolucionaria, que hombre que pecados los tiene todo el mundo y que eso de los Eres y los presidentes imputados molesta si, pero poquillo si la recompensa lo merece.
Podemos está en su primer trance de moqueta y en el puede acabar por descubrirse un pastel pasteleado, que intentaron ocultar con Bono y Page, bendecido por su “bautista” Zapatero, pero que quizás va a salir a la luz antes de tiempo en Andalucia.
Donde si hacen las cuentas resulta tambien que la abstención de Podemos, en el segundo intento, el primero de mayoría absoluta de votos a favor se da por descartado, de mayoría simple, por si solo no vale. Que si los otros grupos opositores votan No habría empate a 47. Y no alcanza. O sea, que al menos tiene que abstenerse otro grupo, u otro diputado o irse al baño. O que uno se equivoque y en vez de abstención de el si de boda consumada.
Pero vamos, de alguna forma o manera, a uno le da en la nariz, que ya esta decidido y que Teresa tendrá que hacer lo que le digan y tragar con lo decidido por don Pablo. Que la Susana no es la Casta. Ni la Casta, la Susana.