Este 17 de abril de 2015, escribe Emilio Campmany en Libertad Digital una columna titulada ‘Esperando a las municipales’ en la que arranca diciendo:
Es patético ver a la que fuera esperanza del PSOE nacional mendigar entre jipíos y quejíos la abstención de un alma caritativa. Hay que tener la cara de granito, qué digo de granito, de cuarzo, para apelar al hecho de haber encabezado la lista más votada, cuando ella misma ha gobernado en nombre de un partido que fue segundo en las elecciones precedentes, negando a otros el derecho que ahora reclama para sí.
Añade que:
Lo probable es que en las capitales andaluzas el PP sea el más votado, pero sin mayoría absoluta. Y que PSOE y Podemos sumen suficientes concejales como para alcanzarla en algunas de ellas. En ese caso, Susana Díaz podrá elegir entre ofrecer al PP que gobierne en cada sitio la lista más votada o aliarse con Podemos para gobernar en la Junta y en todos los ayuntamientos donde la aritmética lo permita.
Y concluye que:
Aceptar una alianza en estos términos, dando alcaldías y presidencias a Podemos, puede convencer al electorado, que será muy pronto llamado nuevamente a las urnas para unas generales, de que no merece la pena votar al PSOE para que acabe gobernando Podemos y de que lo lógico es votar directamente a Pablo Iglesias. Así visto, no pueden sorprender los quejíos y jipíos de la presidenta andaluza.