Julia Navarro

«El cortejo»

Si en algo coinciden el PP y el PSOE es en la irritación que les produce Ciudadanos, el partido de Albert Rivera.

Les irrita, sí, porque saben que Ciudadanos se está quedando con parte del electorado de ambos. Así que desde el PP arremeten contra Ciudadanos diciendo que solo tienen ocurrencias y desde el PSOE se defienden del partido de Rivera señalando que son de derechas.

Eso sí, al principio los ataques de los unos y de los otros eran furibundos pero ahora que las encuestas apuntan que Ciudadanos puede ser la llave para gobernar en algunas Comunidades Autónomas y municipios, las critícas se han rebajado.

Lo cierto es que Ciudadanos se ha situado en el centro del espectro político y si se confirman sus buenas perspectivas electorales se convertirá en el fiel de la balanza desplazando a CiU y al PNV que hasta ahora venían haciendo el papel de bisagras. Esto va a suponer un cambio profundo en la política española que desde la Transición aquí ha primado a los partidos nacionalistas que tendrán a su vez que intentar mantener la influencia, para algunos analistas desmedida, que han tenido.

Eso sí Albert Rivera y los suyos tienen la difícil tarea de no equivocarse hasta consolidar en las urnas los augurios electorales. Por eso desde Ciudadanos se recalca que no están por la labor de pastelera ni entrar a formar parte de gobiernos autonómicos y locales ni con unos ni con otros. Lo que no quita que pueda facilitar la gobernabilidad con su abstención, Andalucía puede ser el primer caso, a través de acuerdos puntuales.

En realidad lo que Ciudadanos no se puede permitir es «quemarse» antes de las elecciones generales porque ese sí que será su momento estelar. Así que hasta entonces veremos a socialistas y populares apretando la mandíbula y modulando su irritación mientras cortejan a Ciudadanos con la esperanza que les de el «sí» que les permita gobernar en determinados lugares.

En realidad Ciudadanos se ha convertido en un cajón de sastre. Es el partido al que acuden votantes de casi todo el espectro político. En primer lugar hay un electorado centrista que se ha venido repartiendo ente el PSOE y el PP, según ambos partidos han sido capaces de presentarse ante la sociedad. Ese electorado por fin parece encontrar un partido que les represente. Luego están los desencantados, sí, votantes socialistas y del PP, hartos de sus partidos y con el deseo de darles un voto de castigo.

Muchos votantes socialistas optarán por Podemos, pero otros no terminan de confiar en Pablo Iglesias y su equipo y prefieren no correr riesgos. Y ahí está Ciudadanos.

Lo mismo les sucede a muchos votantes del PP hartos de los escándalos y las corruptelas. Estos votantes quieren un cambio, pero un cambio sin aventurerismo y por eso votarán a Ciudadanos.

La política es muy volátil y lo que hoy está claro mañana es gris, pero si las cosas continúan así, Ciudadanos se convertirá casi en imprescindible, de ahí que populares y socialistas por más que les pesa no dejan de cortejar a Albert Rivera. El peligro de Rivera es que termine levitando.

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