Este 22 de mayo de 2015, escribe Antonio Casado en Europa Press una columna titulada ‘Campaña loca’ en la que arranca diciendo:
La campaña electoral se ha vuelto loca en su tramo final. Mucho ruido y muchas prisas de última hora por remover voluntades o zarandear a indecisos, que oscilan entre 31% (Madrid) y el 47% (Barcelona), según distintos territorios locales o regionales.
Añade que:
¿Se podrá hablar de resultados positivo del PSOE si se confirma la debacle catalana? ¿O la victoria del PP en el conjunto de los municipios si pierde el poder en Madrid y Valencia? ¿Se podrá hablar de frenazo a Podemos y Ciudadanos si no cubren las expectativas pero resultan decisivos en la formación de gobiernos municipales y autonómicos?
Y concluye que:
Eso es la política municipal y, en mayor medida pero también, la autonómica, donde a la hora de votar no influyen los discursos sobre la prima de riesgo o los bonos del tesoro, sino la piel, el contacto, la distancia corta. Y donde la figura personal del candidato cuenta más que la sigla de su partido. Un matiz a tener en cuenta a la hora de sumar el conjunto de los votos en los 8.122 municipios españoles.