Este 27 de mayo de 2015, escribe Rafael Torres en Europa Press una columna titulada ‘Perdió lo que no era suyo’ en la que arranca diciendo:
Salvo Floriano, todo el mundo ve que el Partido Popular lo ha perdido todo. Lo tenía todo, el poder absoluto en todas partes, la escalofriante facultad de gobernar a golpe de decreto, el control de la instituciones, la llave de la caja fuerte comunal y las redes clientelares, pero le faltaba algo, sólo una cosa, la que, a la postre, ha resultado decisiva para su debacle.
Añade que:
Contemplado en conjunto, el mapa de los resultados electorales expresa la sed de democracia que la gente tenía. Y quien dice democracia dice decencia, justicia, pluralidad, respeto, seguridad jurídica, libertad, honradez, prosperidad, igualdad, ilusión, amparo institucional y todo cuanto el Partido Popular ha laminado con sus mayorías absolutísimas en éstos años de sequía insoportable.
Y concluye que:
Sólo hace falta, para que no se malogre el prometedor mañana, que los partidos, los viejos y los nuevos, particularmente éstos últimos por estar más exigidos, brillen a la altura de quienes les han votado, y no se pierdan en sectarismos y en mezquindades.