Rafael Torres

El jardín de la nueve

Felipe y Letizia han inaugurado un pequeño jardín en París, al lado del Ayuntamiento, en el que prosperan 30 variedades de rosas. Una placa metálica, letras blancas sobre fondo azul, explica a quienes va dedicada su fragancia: «Jardín des combattants de La Nueve». En efecto, ese jardín es el jardín de los hombres de La Nueve, los republicanos españoles encuadrados en la 9º Compañía del III Regimiento del Tchad de la División Leclerc que liberaron París del yugo nazi en agosto de 1944.

Besados por las jóvenes más hermosas, abrazados y vitoreados por la multitud, los soldados de aquella avanzadilla de las tropas aliadas que se desplazaban en sus «half track» con nombres españoles pintados en la carrocería («Madrid», «Don Quijote», «Guernica»…), creían estar firmando el prólogo de la liberación de España. El abuelo del actual monarca, del que hoy se rinde ante el heroísmo de los republicanos del éxodo, contribuyó lo suyo, pactando con Franco y traicionando a las fuerzas democráticas, a que el relato de aquella liberación soñada se quedara en el prólogo.

Durante 70 años, la gesta de aquellos republicanos españoles, que entraron a pecho descubierto en un París infectado de tropas alemanas y a punto de saltar por los aires, fue ignorada por todo el mundo: por Francia, que prefirió atribuírsela reescribiendo la historia, y por una España rehén de la que en su día les había expulsado. De los 144 hombres de La Nueve que desembarcaron en la playa de Utah, sólo quedaron vivos, al término de la Guerra, 16, entre éstos su teniente, Amado Granell, el primer hombre libre que entró en el Ayuntamiento de París. Gracias a su alcaldesa actual, la española, francesa y republicana Anne Hidalgo, y a unos pocos escritores metidos a cronistas del olvido, la memoria de aquél glorioso episodio no se desvaneció del todo, y hoy alimenta 30 variedades de rosas. Unos reyes de España han pasado ahora por allí y han expresado su respeto. Está bien. Pero los hombres de La Nueve lucharon, y vencieron en parte, por otra cosa.

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