Este 12 de junio de 2015, escribe Antonio Casado en Europa Press una columna titulada ‘El doble milagro de Felipe’ en la que arranca diciendo:
Sería un error considerar el reciente paso por Venezuela del expresidente del Gobierno, Felipe González, como una visita fallida en función de los objetivos perseguidos. Nada de eso. González no se ha ido de vacío en su viaje de vuelta a Bogotá, después de haber ejercido la santa paciencia frente al chaparrón de burdas e injuriosas descalificaciones que por tierra, mar y twitter le dedicó el oficialismo chavista durante sus dos días de estancia en Caracas.
Añade que:
Se me ocurren al menos dos logros endosables en el haber del histórico dirigente del PSOE. Por un lado, el milagro de haber estimulado a la oposición (Mesa de Unidad Democrática) – , teóricamente unida contra el régimen chavista pero lastrada por un problema de egos a la hora de poner en marcha iniciativas eficaces para la recuperación de las libertades en la llamada República Bolivariana de Venezuela.
Y concluye que:
Y dos, que estaba resuelto a no poner en riesgo los intereses de nuestras empresas, que tienen comprometidos allí más de 6.000 millones de dólares en inversiones. Lo cierto es que, sin poner la otra mejilla, el aguante de González deja a Maduro más débil y más aislado después de esta visita, de fuerte repercusión en medios políticos e informativos de todo el mundo.