Este 16 de julio de 2015, escribe Rubén Amón en el Mundo una columna titulada ‘El manifiesto’ en la que arranca diciendo:
Ahora que Pedro Almodóvar ni siquiera representa su propio cine, cuesta trabajo concederle la representación de la ‘cultura española’. Me refiero al manifiesto que encabeza alfabética y jerárquicamente el cineasta manchego urgiendo la constitución de una candidatura de «unidad popular».
Añade:
He leído con atención los presupuestos y me han producido el efecto contraproducente de votar al PP. No pienso hacerlo porque se declararía en huelga de hambre el autónomo que me tiene poseído, pero impresiona la vacuidad, la superficialidad, la ingenuidad del panfleto, como sorprenden los pasajes adanistas que airean «la superación de banderas» y atribuyen a la opinión pública un criterio y una voluntad únicos, inequívocos.
Y concluye:
Decepciona enormemente que el manifiesto cultureta aspire a transformar la sociedad con la demagogia asamblearia, la idealización de Carmena, la música de Atahualpa Yupanqui y el argumentario de Krugman.