En lo que se refiere a soberbia y fatuidad, Pablo Iglesias se comporta como si llevara ya más de cuatro lustros en Moncloa (o unos decenios en el Pardo) a la que parece presuponer que irremediablemente llegará, aunque por el momento, y me malicio que muy posiblemente sea su única oportunidad, no la ha pisado ni siquiera de visita.
El megalider de Podemos, el macho alfa, está tan crecido que hasta quienes le ponen alfombras mediáticas y hacen oposiciones para su Comisariado de Comunicación, están perplejos de su cada vez más engolado ataque de importancia. Aunque mantiene la pose verbal de contención monjil su discurso, su prepotencia y su lenguaje gestual refleja una altanería tal, que ni la aristocracia más pagada y presuntuosa de su linaje le llega al carcañal. Porque el es mucho mas. Es el caudillo, es el Mesias providencial que conducirá a las gentes al Paraíso terrenal. Ese es, ahora que para emboscarse y esconder verdadero sentir y pensamiento dice no ser de izquierdas tras emerger del ultraizquierdismo mas sectario, odiador y total, su mensaje global.
Pero, aunque no se de cuenta, aunque ya se lo avisan algunas encuestas y hasta las elecciones autonómicas y municipales leídas con un poco de discernimiento y bisturí, su cada vez más engolada y enfadada presunción está dándose contra los alambres de la realidad y su propia vacuidad. Y ahora, además, amen de su técnicas propagandísticas de conversión de sus rivales políticos a la condición de seres abyectos sin derecho ni de persona ni de humanidad siquiera (aunque ZPedro ha dejado de ser casta para ser majo y del encaste) en quien descarga su iracundia y denuestos es en quienes le son más cercanos y casi, casi y sin casi en algún momento fueron sus compañeros de partido. O sea, que cumple el axioma de la vieja política en cuanto a rivales, enemigo, enemigos mortales y compañeros…y compañeras, claro, de partido.
Es cierto que en un primer IU menospreció y subvaloró su irrupción. Lo pagaron caro, aunque fue más, una vez más, el agitprop y la percepción más importantes aún que el resultado. En realidad IU sacó más votos y escaños que votos. Pero se vinieron abajo, se entregaron como corderos maneados y fueron a suplicar acuerdo y unidad. Le costó, casi, ser por entero devorados.
El destape actual del líder podemita, al que parece haber afectado el golpe de calor, es la eclosión de esa mezcla de soberbia y vanidad que ha presidido en realidad su hoja de ruta desde que se ve ganador. Rechazó a Garzón como organización, “vente solo, chaval, y te damos sillón” , y solo admite el engullimiento general pero con la excepción trapacera ofreciendo sonrisas y trampas, allá donde como en Galicia, Cataluña, Asturias o la propia Andalucía tiene todavía tarta para merendar. La jugada le ha salido mal. Se le ha visto tanto el colmillo que la dignidad de muchos con muchos años de estar, ser y aguantar ha aflorado y se han plantado además con una idea fuerza. “Vayamos unidos, pero unidad no es la humillación de uno en uno y con el carné en la boca, ante ti y tu marca, como si fuéramos reses que herrar”. Y el caudillo ha montado en cólera, el ataque de furia ha sido para enmarcar y ahora quienes se resisten a su aplastamiento resulta que son unos perversos chantajistas. O sea como la troika, la Merkel, los Mercados y toda la malignidad mundial junta. Pero que la vil derecha, vamos. El humilde y honrado alcalde de Zamora ya ha respondió: “Es obsceno que se nos pretenda engullir”.
Les acusó, a todos, furioso y tonante, de “chantaje” pero se le están rebelando hasta los de la “ceja”, que han vuelto con sus cartas de abajofirmantes. Ellos quieren volver al guiso y para ello estiman primero juntas estas dos tajadas y luego acabar emplatandole el poder a ZPedro y arrojar al odiado Rajoy a las tinieblas exteriores. Iglesias ha reculado y aunque incapaz de una disculpa ha hecho salir a un propio a que sea quien se coma sus palabras con patatas. Que no es “chantaje” que es “emplazamiento público» y que puede hablarse. Pero no se equivoque. Para mantenerse en sus treces. Hacerles un sitio en sus listas y solo alla donde a su debilidad se le hace imprescindible. No admite sombras.
Ha sido esta una mala jugada, peor destape y un recular vergonzante y tramposo. Aunque el ruido le ha venido bien para tapar por unos días una segunda derivada de su imparable deslizamiento hacia el caudillismo más hispánico. La lista piramidal, dedocrática, de 65 designados por él y su sanedrín y ratificados luego en otra pantomima de lo que ha venido en llamarse primarias y calificarse como dechados de democracia directa y resultan no tener nada de lo primero y aún menos de lo segundo. En Podemos y en todos los demás.
Porque lo de la lista nacional y luego por él repartida donde y como en gana le venga es el colmo del peor de los centralismo, de lo más endogámico y falto de todo espíritu democrático y de respeto a los militantes de todo lugar. Se le han sublevado muchos, un porcentaje altísimo de diputados autonómicos recién electos, cargos municipales y bases en general pero no pasa nada. Todo se arreglara a base del “enemigo exterior”. Todo es parte de una conspiración universal contra su liderazgo angelical. Como lo de Grecia y lo que le ha hecho la pérfida Europa contra el pobre Tsypras.
Pero cada vez es mas difícil por mucho que se ponga a cientos y hasta miles de tuiteros voluntarios de la causa y ayudados por 25 robots a tuitear y retuitear hasta hacer que eso parezca opinión general ( técnica que dominan y de uso continuo y habitual tanto para lanzar consignas como para destruir a quien les critica). Porque lo cierto es que lo sucedido ha dejado a los enfervorizados Podemitas Eclesiasles en Cueros Griegos. Porque el sentido comun de la gente de a pie dice que si debes mucho, no puedes pagar y tienes que pedir aun más, y ,encima, chuleas, mientes ,trampeas y amenazas, al final nadie te fía, te piden de aval hasta la hijuela y lo acabas pagando más caro que nadie. Pues eso, tan sencillo, ha sido lo de Grecia, por mucha candela ideológica que se quiera arrimar y por mucho agitprop tuitero y televisivo con que lo quieras camuflar.
