Este miércoles 23 de julio de 2015 Luis Ventoso escribe una columna en el diario ABC que se titula ‘El tolerante’ y que comienza así:
Buscando votos bajo las piedras, Sánchez decidió un día mercadear con su intimidad familiar. Metió en su piso al extravertido alpinista Calleja y sus cámaras, compartiendo velada y cena con su mujer y sus dos hijas. Como parte del «reality», incluso invitó al montañero a dormir en el sofá, reto menor para un aventurero que alardea de más ventiscas en el Himalaya que el Yeti y Juanito Oiarzabal juntos.
Continúa:
Veamos. Los Sánchez-Fernández, Pedro y Begoña, tienen dos hijas pequeñas. Por lo que se atisbó en la incursión de Calleja, aquel es un hogar típico de una familia española educada y de clase media. Deducimos que imperan unas normas de conducta regladas que obligan a las niñas; lo habitual: a la cama en hora prudente, tele dosificada, comidas saludables, modales mínimos y un tiempo para los deberes. Pero hete aquí que un día una de las pequeñas Sánchez Fernández proclama airada que ella es libre, así que abre la despensa y comienza a ponerse tibia de chocolate. Cuando va ya por una tableta, anuncia además que esta noche se va a quedar viendo MasterChef hasta las mil, que se acabó lavarse los piños y que demanda un iPad extraplano para darle al Facebook y un móvil Samsung tamaño zapatilla para guasapear con su pandi. Su hermana suscribe la revuelta y comienza a jugar al tenis en la sala, con riesgo de derribar una placa que acredita el más alto cargo que ha tenido hasta ahora Sánchez: concejal. Las nenas están desbocadas. ¿Qué hace nuestro Sánchez? Suponemos que fiel a su filosofía les advierte que «no voy a permitir ningún desafío a las normas».
Finaliza:
Pero añade que entiende su protesta y que asume que como han montado un pollo algo debe darles, porque, aunque en casa imperan unas normas, toca revisarlas para satisfacer los deseos súbitos de las insumisas de acostarse a la una, no hacer los deberes, pegarse atracones de comida guarra y vivir enchufadas al móvil. Y es entonces -ay- cuando Begoña se levanta, pone cara de palo, propina a las nenas media suave colleja, les ordena irse a la cama y se acaba el astracán. Querido Sánchez, por caridad, aterrice: -No se puede dialogar sobre nada con quien solo se conforma con la destrucción de tu país.
-No se puede cambiar la ley democrática española al dictado de los sediciosos.
-Su estéril propuesta federalista es una mueca vacía y desleal, que solo busca diferenciarse electoralmente del PP, pero que hace mucho daño a España en un momento en que se requiere unidad sin matices ante un pulso mayor.
Más lealtad, patriotismo democrático y sentido común. Menos felonía oportunista y menos postureo. Gracias.