Este miércoles 23 de julio de 2015 escribe una columna en el diario ABC que se titula ‘La estrategia de la araña‘ y que comienza así:
ESTÁN contentos. El poder en siete autonomías y en un montón de capitales bien vale el martilleo de Rajoy contra las malas compañías. Pero, además, los pactos con Podemos y el desalojo del PP de sus feudos territoriales han reforzado al PSOE como receptor del voto útil de la izquierda. No es una opinión, sino un dato: está en las encuestas. Los socialistas están satisfechos. No eufóricos, pero sí razonablemente complacidos. La alianza peligrosa con los radicales no sólo no les pasa factura, sino que les ha salido mucho mejor que a estos.
Continúa:
El mayor temor de Pedro Sánchez y su equipo era el de haber perdido la referencia de utilidad entre la izquierda; ahora se sienten de nuevo alternativa y esa constatación les proporciona cohesión y les cubre de esperanza. La política es también a menudo un estado de ánimo.
Por ahora hay pocos sondeos -dos, que se sepa, y no publicados- que les den ganadores, y por los pelos, en las generales. Sin embargo, el marianismo está a veinte o más escaños de un resultado razonable y esta vez no hay entre sus adversarios intención de respetar al partido más votado. Albert Rivera y su entorno emiten señales de rechazo a Rajoy y en el mejor de los casos le pueden poner la reelección en chino, si no llegan a pedir su cabeza como condición de un pacto. Sánchez sueña con un acuerdo con Ciudadanos, una solución de centro-izquierda, business-friendly, que tendría las bendiciones de Bruselas y del Íbex, pero para eso necesita quedar primero y está aún lejos.
Finaliza:
El plan B consiste en repetir el esquema de las autonomías: recoger el apoyo de todo lo que esté a su izquierda. Podemos, lo que quede de IU, ERC, Compromís, el Bloque gallego, los regionalistas aragoneses y cántabros, los vasquistas navarros, tal vez el nacionalismo catalán y vasco. Hasta Amaiur, llegado el caso. El Pacto del Tinell versión 2.0. El candidato socialista anda de road show para sondear expectativas e ir tejiendo una tela de araña en la que atrapar al Gobierno tras las elecciones. A las urnas acudirá con una batería de propuestas clientelares y gasto social; después, el verdadero programa estratégico será el de recabar respaldo para echar a la derecha. De tres posibilidades razonables de investidura, el PSOE cuenta con dos a su favor. Y la tercera, que es el pacto del PP con C´s, tendría que atravesar un empedrado.