Victoria Lafora

Lección de solidaridad.

En puro cálculo electoral el Gobierno de Rajoy pensó que una política generosa de acogimiento de refugiados le restaría votos de su ala más conservadora y no están por perder ni una papeleta. Lamentablemente no es que el resto de las fuerzas parlamentarias hayan sido más diligentes ante el drama abrumador y vergonzoso de cientos de miles de seres humanos huyendo de las guerras.

Ha tenido que ser el pueblo soberano el que haya dado una lección de solidaridad a la clase política, enfrascada en sus disputas pre- electorales y en el estudio concienzudo de los sondeos de opinión.

Lo mismo se puede decir de los emergentes Podemos y Ciudadanos. Ninguno se ha rasgado las vestiduras ante la postura cicatera del PP, fijando un cupo irrisorio, cuando el drama humano desbordaba las fronteras del Sur de Europa. Les ha faltado, además de sensibilidad a ante el dolor ajeno, olfato político para percibir que el pueblo español es mucho más solidario de lo que sus dirigentes sospechan.

La primera en alzar la voz y ofrecer su ciudad a los que huyen del horror fue Ada Colau, su postura le honra porque obligó a la alcaldesa de Madrid a seguir su senda. Efectivamente, Manuela Carmena fue al rebufo y algo tarde. Luego siguieron las comunidades autónomas y los ciudadanos ofreciendo sus viviendas.

Entre todos han obligado al Gobierno a cambiar de postura en menos de una semana. Le han obligado a dejar de alegar el paro, la crisis económica, la inmigración económica, las fronteras de Ceuta y Melilla y demás excusas. Le han obligado a no dejar a los españoles a la altura de los polacos y los húngaros, los más miserables en políticas de asilo. Por mucho que se empeñen no somos así.

Además de los tratados internacionales, firmados por el Gobierno español, y de obligado cumplimiento sobre el derecho de asilo, los pueblos tienen memoria . Las imágenes de los cientos de miles de republicanos que huían del franquismo cruzando a pie los Pirineos siguen grabadas en la retina colectiva. Como tampoco se han olvidado los campos rodeados de alambradas donde fueron concentrados por el gobierno colaboracionista galo. ¿ Cómo vamos a hacer lo mismo?

Como en toda guerra los perdedores son siempre los niños. Según ACNUR, el organismo de la ONU para los refugiados, la inmensa mayoría de los que caminan con lo puesto hacia las fronteras de la UE, son mujeres y niños. ¡Como no va a crujir la conciencia de todos!

Esta sociedad, aun empobrecida por la crisis, sigue manteniendo unos principios de los que debería aprender la clase política.

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