Los sindicatos han demostrado en numerosas ocasiones que son sensibles a todos aquellos asuntos que afecten a la sociedad, más allá de los constreñidos a sus objetivos.
Sin ir muy lejos, por ejemplo, se manifestaron en contra de la participación de España en la guerra contra Irak, y otros asuntos alejados de las relaciones laborales.
Puede que por ello me extrañe no haber escuchado o leído su opinión sobre la amenaza de quebranto de la legalidad que manifiestan un día sí y, otro, también, los nacionalistas catalanes.
Pido disculpas de antemano si estoy errado, pero leo los periódicos, escucho la radio, veo la televisión y no recuerdo cuál es la opinión de los sindicatos sobre un asunto que afecta de manera directa a decenas de miles de trabajadores, y a lo mejor es por la sencilla razón de que no se ha producido.
Dada la trascendencia del asunto, y su impacto en la nómina de los trabajadores españoles que viven en Cataluña, me imagino que tanto en Comisiones Obreras como en Unión General de Trabajadores habrá comisiones encargadas de elaborar sesudos estudios sobre el impacto que el evidente conflicto tendría sobre la masa salarial, incluso el que se puede derivar del mero anuncio secesionista, como ya ha sido subrayado por la CEOE, la CEPyME y otras asociaciones relacionadas con el sector económico.
Descarto que el mutismo sindical sea debido a desinterés. Si su fina sensibilidad captó algo tan lejano y de escasa incidencia como la guerra de Irak, sería absurdo pensar que no conceden importancia a algo tan próximo como el secesionismo. Asimismo, sería conveniente conocer si el criterio de las centrales es unánime, o, como ocurre en el caso del socialismo, hay matices diferentes entre las centrales ubicadas en Madrid, y los sindicalistas que están a pie de obra y viven en Cataluña.
Me imagino que, dado el tiempo transcurrido, la declaración de los sindicatos está llamada a causar un gran impacto en la sociedad española, aunque, de momento, el impacto que se advierte es el de tan largo y extraño silencio.