Salvador Sostres

Hay una Cataluña folclórica que, como ha perdido el contacto con la realidad, cree que ya no existe

Hay una Cataluña folclórica que, como ha perdido el contacto con la realidad, cree que ya no existe
Salvador Sostres. PD

Titula Salvador Sostres su columna de ‘ABC’ como ‘La Turba’ y recomienda en ella a Artur Mas un poquito más de cultura, por ejemplo empezando por coger un libro de Historia:

Folclore de Mas haciéndose el héroe en el «Parlament», con ese ridículo saludo del número 4 con la mano derecha y el brazo alzado. Todos los caudillos tuvieron su grotesco saludo, y si al «president» le molesta que le comparen con lo que pasó, que lea Historia y que deje de tan calamitosamente parecerse al más sórdido pasado, ya no de España sino de Europa. Folclore de los alcaldes con su vara de mando, folclore indigno de su cargo. Folclore de la turba a la puerta de los juzgados, esa turba que también se ofende si la comparan pero que tan inevitable resulta asociarla a las marchas de exaltados que todo lo pisotearon hasta llevárselo por delante. También en Cataluña la Historia se repite, pero en clave de folclore. Folclore comparado: entonces era turba desesperada, y aquí está ociosa, y puede permitirse no trabajar un jueves por la mañana.

Apunta que:

Si Mas hubiera querido de verdad desafiar al Estado, no se habría presentado ayer al juzgado. Si la llamada desconexión fuera en serio, de la justicia española es de lo primero que habría desconectado. Un exaltado siempre es grotesco pero solo se puede tomar en serio cuando paga el precio, y ni Mas celebró el 9 de noviembre el prometido referendo, ni mucho menos se ha adentrado ahora por los caminos de la desobediencia que la CUP le reclamó la semana pasada en su conferencia de prensa, de modo que del patriotismo del que tanto presume sigue sin dar ninguna muestra concreta.

Parte de Cataluña se ha especializado en el simulacro, en la ilusión de ser una potencia trabajando cada día menos, en la degradación de todos los niveles de la vida pública, con un desprecio a la Justicia que a la larga solo puede desembocar en el caos.

Y concreta que:

El país de eficacia y orden en el que sueñan los independentistas de centro derecha sería, en cualquier caso, imposible, pero sobre todo si depende de la CUP, de Esquerra, y de una Convergència cada vez más izquierdista, hasta el punto de que la más probable sucesora de Mas es su actual vicepresidenta, Neus Munté, exsindicalista, y de quien la CUP ya ha dicho que podrían votar su investidura.

Hay una Cataluña folclórica que, como ha perdido el contacto con la realidad, cree que ya no existe. Y cuando llegue al límite y la Ley con todas sus consecuencias se aplique, entonces dirá que es fascismo.

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