Federico Jiménez Losantos

No creo que Rajoy tenga el decoro de dimitir

"No creo que Rajoy tenga el decoro de dimitir, así que el cadáver insepulto de la derecha dará mucha pena durante mucho tiempo"

No creo que Rajoy tenga el decoro de dimitir
Federico Jiménez Losantos. PD

ANOCHE SE consumó un fenómeno sin parangón en toda Europa, la del Este y la del Oeste. Anoche, en España, la Derecha política quedó deshecha para una larga temporada, acaso eterna. Anoche, una Izquierda sin más programa que el odio a la Derecha y la Nación española, la derrotó en las urnas y la sumió en un pozo en el que sólo acaba de caer.

Anoche, un partido en el Poder desde hace cuatro años y un mes, con mayoría más que absoluta, perdió la sexta y última de las pruebas electorales que le quedaba por librar, tras haber sufrido cinco derrotas consecutivas: las europeas, las andaluzas, las municipales, las autonómicas y las catalanas. A la sexta no fue la vencida, fue la derrota de siempre, pero esta vez cosechada por el responsable de todas ellas: Mariano Rajoy Brey.

Esta vez sí se presentaba como candidato y esta vez, ahora sí, ha logrado extender el certificado de defunción no sólo de su partido, el PP, sino el del partido que podría haberle ayudado a sobrellevar la catástrofe, Ciudadanos, contra el que ha desarrollado toda su campaña.

Desde que el CIS anunció, hace apenas un mes, que C’s podía ser tercera o segunda fuerza, el Gobierno se ha concentrado en hacerle todo el daño posible. Y como daño es lo único que sabe hacer el PP de Rajoy, lo ha conseguido.

Tras campañas repugnantes como la que emprendió Soraya contra Marta Rivera de la Cruz, ha conseguido que los votantes que se negaban a votar a Rajoy no votasen a Rivera.

Algo a lo que ha contribuido mucho el propio Rivera, empeñado en parecer el hermano pijo de Iglesias en vez del hijo decente de Rajoy. Su campaña ha sido pésima, porque ha jugado a listo antes de ser inteligente.

Tiene, sin embargo, tiempo para reflexionar sobre sus errores, que han sido ideológicos, éticos y políticos más que tácticos o de imagen. Aunque, si a la imagen vamos, ¿cómo es posible que se haya prestado a ser la coqueluche de la Sexta, el amigo de Iglesias, de la nueva política (¡nuevo el narcoestalinismo!) en vez de su primer enemigo?

Pero Rivera, pese a todo, tiene derecho a la esperanza, con un buen grupo parlamentario y un partido por construir. ¿A qué tiene derecho el PP? ¿Qué puede esperar después de anoche?

No creo que Rajoy tenga el decoro de dimitir, así que el cadáver insepulto de la derecha dará mucha pena durante mucho tiempo.

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