Lucía Méndez

«El 20-D parece haberles quemado la cara a Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias»

"El 20-D parece haberles quemado la cara a Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias"
Lucía Méndez. PD

Lucía Méndez habla sobre la nostalgia de nuestros líderes políticos, sobre lo que añoraban conseguir en las urnas y lo que realmente sacaron el 20 de diciembre de 2015:

Svetlana Boym, catedrática de literaturas eslavas de Harvard, murió en agosto del año que acaba de terminar. Antes, nos dejó El futuro de la nostalgia, un tratado imponente sobre la palabra que viene de nostos, regreso al hogar, y algia, añoranza. Comienza relatando el regreso al hogar de una pareja alemana que viaja tras la caída del Muro a Kalinigrado, donde nacieron sus padres, sin encontrar restos del pasado. Caminando, llegaron al río Pregolya, donde el aroma de las orillas les resultó familiar. El hombre se arrodilló para lavarse en aquellas aguas de la infancia, pero retrocedió gritando de dolor. El agua le había abrasado la cara. Poseído por la nostalgia, había olvidado el pasado real de basura y vertidos tóxicos. La ilusión le había quemado.

Subraya que:

La nostalgia fue considerada una enfermedad en siglos pasados y a ella volvemos los humanos cada Navidad contemporánea. Las Navidades son tercas, interminables, nos arrollan a todos. No podemos acostarnos el 22 de diciembre por la noche y levantarnos el 7 de enero por la mañana. Éste es un deseo tan navideño o más que el resto de los deseos. E igualmente imposible, por lo que inevitablemente enfermamos de añoranza de un hogar que no ha existido nunca o ha dejado de existir.

Con el riesgo cierto de quemarnos los ojos mirando fijamente el pelo de Raphael, de abrasarnos los oídos oyendo cantar a Bertín Osborne, o de recrear imágenes del pasado olvidándonos de la basura real y de los vertidos tóxicos.

Y finaliza:

El progreso no sólo no ha logrado curar la enfermedad de la nostalgia, sino que la ha agravado, sostiene Boym. Las sociedades han enfermado de añoranza de pasado y también de futuro. Lo que podía haber sido y no fue. Las uvas de 2016 han llegado llenas de añoranza. Rajoy las ha tomado acompañadas de la fantasía evaporada de la mayoría absoluta. Pedro Sánchez, de la ilusión de ser un líder. Rivera, de la añoranza perdida de reencarnar a Suárez. Pablo Iglesias de la nostalgia de su rebeldía social sustituida por el simplón derecho a decidir. El 20-D parece haberles quemado la cara. Igual que a los españoles, esperando una nueva política que no acaba de llegar. La nostalgia del agua limpia nos acabó confundiendo a todos. Como dice Boym, «el peligro que entraña la nostalgia es que tiende a confundir el hogar real con el imaginario».

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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