Julia Navarro

Y la CUP dijo no

Y la CUP dijo no
Julia Navarro. PD

Al final la CUP ha dado con la puerta en las narices a Artur Mas. La decisión la han tomado por unos cuantos votos de diferencia puesto que en la formación anticapitalista había quién se inclinaba por apoyar al heredero de Jordi Pujol.

Así las cosas a Artur Mas no le dejan otra opción que entregar él mismo su cabeza para que se la corten o convocar elecciones. Si tuviese un ápice de dignidad política hace tiempo que habría renunciado a repetir como presidente de la Generalitat. La CUP lleva tiempo humillandole pero sus ansias de poder son tantas que ha esperado como un mendigo a que le permitieran gobernar. Se asemeja a un títere en las manos de la formación anticapitalista.

¡Que espectáculo!. Lo que está sucediendo en Cataluña es un sainete sin gracia. Ver a lo más rancio de la burguesía catalana suplicantes ante una formación anticapitalista y antisistema como la CUP hubiera sido incomprensible hace unos años. Pero está visto que la política catalana es como un juego de espejos y que esos políticos que daban lecciones al resto de España en cuanto a seriedad y «seny» al final han demostrado que lo único que les mueve es el poder por el poder.

Añádase al espectáculo que un juez apunta que la familia Pujol en pleno se dedicaba a hacer negocios y enriquecerse a cuenta de los ciudadanos. Es decir que era una familia organizada para ganar dinero gracias a sus influencias.

Pero esto que ahora se va a dirimir en los juzgados era un secreto a voces en Cataluña, un secreto participado por muchos de los dirigentes de la ya extinta Convergencia que hoy se camuflan bajo las nuevas siglas de «Junts per el si» y «Democracia y Libertad», sin que muchos de los aparentes incorruptibles dirigentes de la CUP les hagan demasiados ascos.

Lo cierto es que a los dirigentes de la CUP les ha costado decir «no» a Artur Mas e incluso han jugado a que a las Matemáticas las carga el Diablo intentando que el personal se creyera hace unos días que en su asamblea general habían votado la mitad exacta por el «si» a Mas y la otra mitad por el «no».

Al final se han decantado por un estrecho «no» que abre la puerta a unos nuevos comicios a celebrar en el mes de marzo. Es una incógnita si todo este espectáculo al que asisten los ciudadanos catalanes les hará reflexionar y por tanto pensarse más detenidamente el sentido de su voto o si por el contrario habrá quién prefiera continuar asomándose al abismo.

Lo que sorprende es que partidos que se decían «serios» hayan colocado el futuro de Cataluña en manos de una formación política como la CUP que bordea los límites del sistema. Claro que va a ser que los que iban de «serios» y responsables en realidad no lo eran.

¿Qué va a pasar? Por lo pronto de aquí a marzo el espectáculo continua.

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