La Marea de Pérez Henares

Futuro político: San Antón o la Purísima

Lo más sensato sobre el devenir político del año entrante sería expresar con toda rotundidad que no tengo ni nadie tiene la más mínima idea de lo que puede suceder. Y que lo mismo puede la cosa romper por un lado que consolidarse exactamente por el contrario. O sea, y como dirían en mi pueblo, que si sale con barbas, pues san Antón, y si no, pues la Purísima Concepción.

Por saber, y estamos a 7 de enero, no sabemos ni siquiera si habrá nuevas elecciones en Cataluña y eso que el plazo expira el 9. Parece que sí, pero en este esperpento siempre tiene cabida un estrambote más, sobre todo si quien anda de por medio es el paradigma de los muertos vivientes, Artur Más.

Pero supongamos que sí. Que no hay investidura y que los catalanes tienen que ir de nuevo a las urnas, que entre las de verdad y las de metirijillas, sería casi cuestión de que no las quitaran y se ahorraban un algo, y que este hecho introduce factores añadidos a la convulsión general del panorama político español.

Pues bien, y desde ese todavía movedizo punto de partida, me voy a atrever a exponer alguna hipótesis de lo que pueda suceder. Y decir hipótesis es ya mucho decir. Déjenlo en una especie de “cabañuelas” políticas, que será mejor.

La nueva cita electoral catalana afectara sin duda a otros calendarios. Y yo que muy personalmente descarto, como casi un imposible metafísico, el que se produzca una investidura de Rajoy, creo que esto abocará aún más a la celebración también de nuevas elecciones en el conjunto de España.

Puede suponerse, y es lógico, que la convocatoria catalana supone alivio para el todavía líder socialista Sánchez. Si, pero no. Ciertamente el obligarle a un congreso de manera inmediata pierde bazas. Eso supone que haya una cierta tregua sobre la fecha de su decapitación. Sus voceros se han apresurado a jalearlo por sus terminales mediáticas como una batalla ganada. En realidad, la otra derivada le viene mucho peor.

Con elecciones catalanas, Podemos y ya no digamos el Podemos-Colau, bajo ningún concepto puede ya no renunciar sino ni siquiera orillar el elemento esencial de imposibilidad de pacto-duramente condicionado por los barones regionales y acatado por los sanchistas- el presunto “derecho a decidir” y al referendum separatista, o sea la violación de derecho de todos los españoles y de la Constitución. Los “morados” no solo no van a hacerlo sino que ello será el spot esencial de su campaña, la idea-fuerza y el nexo de unión y de captación del voto, sobre todo el de la CUP, para convertirse en la primera fuerza en Cataluña. O sea, la condición impuesta a Sánchez para comenzar siquiera a negociar es ahora todavía más imposible que ayer. El pacto con Podemos, por más que Sanchez lo quisiera y estaría dispuesto a ello y a lo que le echaran, se hace al respecto intragable para el PSOE. Que además ya ha tomado decisión sobre el asunto y que Sanchez no puede violar.

Rajoy no podrá ser presidente, pero Sánchez tampoco, porque lo tienen atado, podrá aspirar a serlo. Pero si puede seguir siendo, por ahora, secretario general. Y en el horizonte de esta hipótesis, el cartel electoral del PSOE en una nuevas elecciones generales ya en primavera.

Donde, por supuesto, puede pasar de todo, pero donde el viento sopla por ahora en favor de Podemos, que con tan solo sumar parte de los votos de la ya desarbolada del todo IU, daría el sorpasso. O sea, que Sánchez se encontraría ya no segundo sino tercero, aunque siempre un puesto mejor del que el mismo ha cosechado en Madrid, donde lo echaron del podium y quedó el cuarto.

Y es que a Sánchez, cuya posición mínimamente digna hubiera sido la de dimitir, solo le queda el lograr entrar como sea a la Moncloa, aun pactando ya no con Podemos y los separatistas, sino con Putin, si anduviera por aquí. Pero eso, y estas elecciones catalanas se lo ponen aún peor, resulta también, como la investidura de Rajoy, otro imposible metafísico. Así que mis cabañuelas es que nosotros de nuevo habremos de pasarnos por urnas. Lo que salga de ellas es ya un arcano. Pero Iglesias tiene al alcance de la mano ser segunda fuerza y referente de la izquierda. Sánchez es su mejor aliado para conseguirlo. Un chollo, vamos.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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