Raúl del Pozo

«Los nuevos diputados no han dejado el sectarismo junto a los paraguas»

"Los nuevos diputados no han dejado el sectarismo junto a los paraguas"
Raúl del Pozo. PD

Raúl del Pozo asegura que los podemitas y otras yerbas no han dejado el sectarismo junto al paragüero que hay a la entrada del Congreso de los Diputados:

Cuando estuvo en España, Théophile Gautier describió a los reyes como unos panaderos vestidos de fiesta y al Congreso de los Diputados como un siniestro caserón. «Es imposible -escribió- que dentro de ese edificio se pueda hacer ninguna cosa buena».

Ese palacio inaugurado en el año 1850 por la reina Isabel II abrió las puertas ayer para una legislatura que se vaticina convulsa y de gran dureza, en la que el Estado se juega su destino. Los de Podemos ya la han llamado la legislatura del búnker -incluyen al PP, al PSOE y a Ciudadanos- porque les han negado un triángulo de las Bermudas a sus mareas y los han dejado en el Senado sin silla donde poner sus jóvenes bullarengues.

Otros creen que ésta será la legislatura de las bicicletas, sin corbatas, sostenible y verde, con un Parlamento más plural y rejuvenecido. Es una novedad que el presidente del Congreso no sea, de momento, del mismo partido que la lista más votada, como solía. Esta novedad, dictada por la aritmética, recuerda levemente a la división de poderes, muy clara en Estados Unidos, donde el presidente de la Casa Blanca ni siquiera tiene silla en el Capitolio.

Rememora que:

Los indignados que hace años rodeaban el Congreso ya se sientan en el hemiciclo. «Dadme rebeldes, yo los convertiré en funcionarios del Estado», dicen los pesimistas, pero la presencia de los airados en el Hemiciclo es un avance democrático.

Es muy de políticos besar a los niños y viajar en bicicleta desde que la diseñó Leonardo Da Vinci (aunque hay dudas de que fuera así). Ayer llegaron en bici al gran teatro de San Jerónimo los diputados de Equo y también Juan Carlos Monedero. «Pregunté a la Policía -me explica- dónde se podía dejar la bici y me dijeron que en el patio, no. Tienen que acostumbrarse a nuevos modos. Ésta será una legislatura de bicicletas». «¿Cómo los chinos?», le pregunto. «No. Como los holandeses, los daneses, los europeos». Le pregunto que cómo ve la Legislatura: «Por ahora -responde- se comportan como actores que balbucean y dicen tonterías, porque carecen de obra dramática. Es patético ver a Pedro Sánchez, que ha pactado con el búnker la composición de la Mesa, negando lo evidente: que ha pactado con el PP y Ciudadanos».

Y sentencia:

No parece que los nuevos diputados hayan dejado el sectarismo junto a los paraguas. En los discursos y proclamas de los pasillos se repite el eco de los espectros, aquello que decía Marx: «La tradición de las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos». Se repite el desprecio que se profesan los políticos españoles del que habla Pío Baroja en su novela hasta hace poco inédita Los caprichos de la suerte. Cita el escritor vasco el epigrama de Voltaire: «El otro día al final de un valle/ una serpiente mordió a Jean Fréron/ ¿Qué piensa que pasó?/ Fue la serpiente la que reventó».

Esperemos que, además del templo de las leyes, el Congreso de los Diputados sea el diván de la nación, donde se suavicen los rencores.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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