Fernando Jáuregui

A Pedro Sánchez ya le dan el Gobierno hecho

A Pedro Sánchez ya le dan el Gobierno hecho
Pablo Iglesias junto a Íñigo Errejón y Xavi Doménech. EP

Increíble Pablo Iglesias, como siempre: sale de ver al Rey y se propone ya ante los periodistas como vicepresidente del Gobierno de Pedro Sánchez, ese ‘Gobierno de progreso’ que tanto el líder de Podemos como el secretario general del PSOE consideran que tienen ya en la mano, y no me extraña viendo el rostro de Mariano Rajoy en estas horas de aflicción.

Antes aún de haber logrado consensuar lo que sería un Gobierno de la izquierda, Pablo Iglesias, con su ímpetu habitual, con ese desparpajo que le ha dado tan buenos réditos hasta ahora, ya se propone como vicepresidente, ‘número dos’ de ese Ejecutivo nonnato.

Se supone que ya habrá tomado las medidas del despacho de Soraya Sáenz de Santamaría en Moncloa, a ver si ese es el que le conviene. O necesita acaso uno mayor…

Ah, y también ha sugerido que haya ministros representando a los territorios (se supone que a las llamadas nacionalidades históricas, más Andalucía).

Y ha concurrido ante los periodistas, tras su entrevista -camisa blanca, pantalones vaqueros era su ‘dress code’- con el Rey, acompañado de los seis ministros (‘in pectore’) podemitas que sugerirá a Sánchez para que los integre en el Gabinete; menudo follón.

Así que ya sabe el aún no presidente del aún no consolidado Gobierno ‘de progreso y reformista’: Pablo Iglesias le va a simplificar la tarea, sin duda siempre ardua, de elegir a los integrantes del Consejo de Ministros.

Es más: también ha sugerido que debería entrar en el Gobierno ‘de progreso’ algún ministro de Izquierda Unida. Lo que no se sabe bien es si habrá sitio para algún ministro socialista…

Y que no se queje Sánchez, que a él -a Iglesias- le debe esta ‘sonrisa del destino’ de permitirle sentarse, por el momento, en el principal sillón de La Moncloa. Así, tal que así, lo soltó un eufórico Iglesias tres entrevistarse con el ‘ciudadano Borbón’.

Jamás, en mi ya larga vida de cronista político, he visto espectáculo de trapecio semejante. Ni líneas rojas, ni códigos de conducta, ni respeto a los tiempos y las formas…

Claro, será que uno es más bien de la ‘casta’, circunstancia que, sin duda, estará prohibida, cuando mande quien debe mandar, para ejercer cargo público alguno. Incluyendo, se supone, labores de tertuliano, especie ya se ve que anda también bastante desprestigiada -a veces lo comprendo, conste- a ojos del ‘socio’ no sé si mayoritario, Sánchez, que se despidió de la prensa, tras encontrarse con el Rey, evadiendo preguntas acerca de cómo le ha sentado que, previamente, por sorpresa (sin el menor aviso), Iglesias le haya anunciado, a través de los medios, cómo será ‘su’ –¿de Iglesias?¿De Sánchez?- Gobierno: «que lo digan los tertulianos», dijo el secretario general del PSOE, que ya se ve que está algo molesto con los comentarios que se le dedican ante su afán por convertirse, ya mismo, en presidente. Lo dicho: menudo follón.

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