La política Nenuco presume de ir al Congreso en pañales, mandar sin haber trabajado y liquidar al Consejo de la tribu. No sé si caben pretensiones más estúpidas por parte de una generación, muestra de que ni siquiera son una generación sino una panda de beduinos, -a salvo siempre personas de buena fé,- financiada por potencias extranjeras que ha logrado hipnotizar a mucha gente bienintencionada, desesperada, atrevida o incauta.
Una secta que rechaza la experiencia de sus mayores, como alguna comisaria rabalera tiene declarado expresamente, no puede ser sino esencialmente estúpida. Y quien se ocupa del proselitismo de la doctrina de estos iluminados del último día que vieron a Trostsky hace dos años, o así, aparte de sus votantes, son los medios de comunicación cómplices. Es falso que todo valga, si hay audiencias o la secta genera dinero. La ética y la responsabilidad corporativa no es solo para los otros y los autónomos.
También para los medios de comunicación que simultáneamente atacan al Rey, cuestionan la soberanía nacional y tienen a todas horas recogidos en sus platós a los enemigos de la convivencia y la unidad del proyecto común que es España desde hace al menos cinco siglos. Allí profieren «faltosadas» como poseídos, haciendo política hasta con el cielo, que repiten incomprensiblemente hasta en la 1, para llamar la atención y tratar de hacerse con el poder «por cualquier medio». Si todos silenciáramos a los totalitarios como merecen, el problema estaría resuelto.
Pero el principal problema de ésta «política nenuco» es que, por una grave negligencia de la politica de comunicación del Gobierno algunos medios, -poniendo en riesgo los logros de este país durante los últimos cuarenta años, ante la indolencia de millones de españoles que por no cambiar el canal siguen dándoles junto a Irán y Venezuela audiencia y financiación,-» están decididos a mandar mucho a su través o ganar dinero con ellos.
