Pepe Oneto

Sánchez y el peor sábado de su vida en el que quisieron matarle

Sánchez y el peor sábado de su vida en el que quisieron matarle
Pepe Oneto. PD

Este lunes, con la entrevista de Pablo Iglesias con Su Majestad el Rey se reanuda de nuevo la segunda ronda de consultas para la investidura de un Presidente que se cierra, en principio, el martes con las entrevistas que el Jefe del Estado tiene previsto mantener con el Presidente del Gobierno en funciones y con el líder socialista Pedro Sánchez.

Iglesias va a repetirle al Rey que está en condiciones de llegar a un pacto con el PSOE, tal como le adelantó en la primera ronda de contactos, pero la pelota sigue en el tejado de Rajoy y de Pedro Sánchez.

Rajoy que conforme pasa el tiempo, más se deteriora su situación aunque él y su entorno no parece querer verlo, y mecánicamente, sigue insistiendo en la «Gran Coalición», aunque dirigentes cercanos a él confiesan que ahora está ya más convencido de un escenario de nuevas elecciones en las que se presentará de candidato (cree que se merece una segunda oportunidad, dicen quienes hablan con él), que en ese gran pacto que se figura como imposible por la oposición, casi obsesiva, de la actual dirección socialista y por los obstáculos que está poniendo Ciudadanos, a raíz del estallido del escándalo de trapicheos, cobro de comisiones a cambio de concesiones administrativas, tráfico de influencias, financiación ilegal del partido y blanqueo de capitales, en la Comunidad Valenciana.

Un escándalo que se extiende a nivel local, a nivel provincial, a nivel regional y a nivel autonómico, hasta el punto que se ha comenzado a montar una gestora.

El «escándalo valenciano» amenaza con convertirse en todo un símbolo de la corrupción de toda una época en la que el Partido Popular ha tenido todo el poder en la Comunidad que se había convertido en el granero electoral más importante de los populares.

Un poder muy conectado con Madrid y con muchos de sus dirigentes, por las conversaciones telefónicas grabadas que ya han empezado a hacerse públicas, y que se convertirán en una auténtica bomba destructiva igual que lo fueron el caso de las «tarjetas blacks».

Ahora, el blanco de todo el entramado parece estar en la alcaldesa de Valencia durante más de veinte años Rita Barberá.

De ahí que en esta segunda ronda, las posibilidades de que Rajoy dé un paso al frente y acepte la investidura son inexistentes ya que ha entrado en una situación en la que hasta su posible aliado Albert Rivera acaba de asegurar que le dirá al Rey que «hay que ponerse ya en marcha» aunque reconoce que no con Rajoy, ya que es imposible que el actual Presidente en funciones «lidere la regeneración democrática», la bandera con la que el líder de Ciudadanos ha hecho su campaña electoral, y le ha quitado un importante porcentaje de votos al PP.

Por eso la última carta de la baraja, antes de que se convoquen nuevas elecciones es el secretario general del PSOE (no se sabe por cuánto tiempo) Pedro Sánchez, que ha vivido uno de los peores sábados de su vida, en el que ha podido intuir como muchos barones sacaban sus cuchillos y querían rematarle en la misma sala donde se reunía el Comité Federal del partido.

No se fían de él y es el objetivo desde el mismo día de las elecciones en las que perdió veinte escaños y casi un millón y medio de votos que se fueron mayormente a Podemos. Desde entonces está sentenciado por un sector importante de quienes ostentan el poder territorial del partido que ven el creciente peligro de «pasokizacion», de que el partido termine como ha terminado en Grecia, el Pasok deglutido por Siryza.

Desde entonces, no le han dejado respirar y le han impuesto sucesivas líneas rojas que temen que, finalmente, Sánchez se las salte porque, en efecto, no se fían de él, ya que creen que su única oportunidad, ahora, es llegar al poder, sea como sea.

Por eso, el candidato vivió uno de los peores (si no, el peor) sábados de su vida cuando tuvo que renunciar a imponer su fecha de Junio para el Congreso del partido, en el que se elegiría una nueva dirección, y en el que si no alargaba los tiempos, le matarían a él. Sobre todo, si el Congreso, como se ha aprobado, se celebra el 20, 21, y 22 de Mayo, fechas propicias para cargarse a Sánchez y buscar otro candidato para las nuevas elecciones.

¿Estrategia de quien quieren matar? Ganar tiempo, iniciar unas negociaciones largas y detalladas y, después, -y es el órdago a los que le han fijado la fecha del Congreso- someter todo lo hablado al visto bueno de la militancia y votar.

Como votaron los militantes del SPD para entrar en el gobierno de la canciller Ángela Merkel. Los barones no tuvieron más remedio que aceptar con la boca pequeña y con media sonrisa: «¿No veis como no podemos fiarnos de él?» (Fin de la cita)

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