Pablo Planas

Sanchez: Operación Puigdemont II

Sanchez: Operación Puigdemont II
Pablo Planas, periodista. PD

Si Rajoy es el maestro Po de Kung Fu y todos los demás pequeños saltamontes, Sánchez es carne de un rollito de primavera. Sin embargo, las reglas del monopoly de la Moncloa aventan nubarrones. La suma de las izquierdas, separatistas, federalistas o de saldo, es superior a la del PP y Ciudadanos.

Pura matemática. Los primeros, incluyendo mareas, comunes, convergentes, compromisos, bildutarras, peneuvistas y el diputado canarista, ocupan 187 escaños, mientras que PP (123) y Ciudadanos (40), 163. La opción del pacto entre el PP, el PSOE y Ciudadanos es imbatible, nada menos que 253 escaños. También sería lo lógico, por lo que hay que descartarlo de entrada.

Así pues, no es disparatado que a Pedro Sánchez le salga el farol y more en palacio mientras la nación pasa de nación de naciones a confederación de repúblicas independientes, soberanas, bolivarianas y jomeinitas. Un político desatado puede vender a su madre o a su hija a cambio del espejismo del poder, porque Sánchez sería un títere, un presidente de paja con Iglesias, Domènech, Tardà y Rufián (el dúo cómico de ERC) rompiendo en su trasero las pelotas de España.

La tentación de cargarse al pasmo de Pontevedra pesa más que los primeros movimientos de la concurrencia, que quiere que Sánchez se les entregue, les jure amor eterno, les ponga un ático con piscina y trague con todo en un bukkake de Guinness World Records. De momento no hay esa horterada de las líneas rojas y todo el mundo dice que no con la boca pero que sí con los ojos. La solución catalana está en el aire. Sánchez puede acabar ungido ante las narices del PP en pleno pasmado frente al incendio de Roma. Operación Puigdemont II. Podemos es la CUP y Pere Sánchez no tiene el bagaje de Arturu Mas.

Es demasiado pronto para apostarse una cena a favor de Sánchez, pero el tipo tiene la pelota en sus pies. Está lejos del área contraria, pero como acierte con el pase, el guardavallas Mariano, mãos de manteiga, Rajoy está vendido, kapput, finiquitao, tao, tao. No será el enemigo quien cruce por delante de su puerta, sino la parca política. Eso, o todos somos ínfimos celíferos chapulines, o sea saltamontes.

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