Santiago López Castillo

La Kultureta

La Kultureta
Santiago López Castillo. PD

La kultureta, con k, se había instalado en la segunda década de los setenta pero más bien de forma testimonial. Eran los cuatro progres rupturistas, izquierdosos, porreros y abrigados con la trenca, que, además, vestía mucho. Cuando abrieron los ojos, o sea, los bolsillos, salieron de najas y se refugiaron en una vida de cinco estrellas, dejémosla en cuatro, bueno, como mis amigos Mohedano y Rodrigo Vázquez «Pravda», comunistas de libro y boquilla, y no digamos mi no menos amigo Ramón Tamames al que enseguida le salieron las cuentas a su favor. Ahora es una epidemia, no un sarpullido, que se expande como el ébola y procuran el contagio.

Yo conozco a un elemento que se llama Vitorino como el de la canción y los toros. El señorito Vitorino gasta barba a pegotes, viste mocasines color corintio, peina coleta, él dice que a mucha honra, se lleva mucho, luce pendientes, uno por cada oreja, creo que tiene dos, viste chupas con cremallera y hace muchas migas con los pelo pincho y los de las crestas y era uno de los protestantes de la Puerta del Sol, incluso para que no sonaran las campanadas del reloj. Esta especie marxista-leninista nos ha invadido, nos pongamos como nos pongamos, puesto que el Estado fascista no puede ni debe mover un músculo, o, de lo contrario, sería calificado de anti demócrata.

En el 2016 y más, la transición está muerta -en versión de ellos-, finiquitada, franquista, lo será usted, y su puta madre, cuando el Frente Popular renace de sus cenizas crecido ante la indigencia cultural de la ciudadanía. Y lo que es más, han ganado la guerra, cautivo y desarmado el ejército nacional… Pues eso. No se arredran. ¿Cómo se van a cohibir si estamos ante un Estado genuflexo y en franca retirada, y si no que se lo digan a los independentistas catalanes? El ideario de Lenin -del que di cuenta ha poco tiempo- se está cumpliendo milímetro a milímetro por esas hordas de Pablo Iglesias incluido el señorito Vitorino, hijo de papá acaudalado, okupa viviendas pero se va a dormir a la casa paterna que está confortable y calentita. De modo que a los que nos gusta el orden y el principio de autoridad somos unos fachas y unos retrógrados. Ya lo decía el aludido Lenin: «La democracia es una lacra de la burguesía». Pero sugería que las acciones revolucionarias fueran siempre acompañadas de la palabra democracia.

El esperpento de los titiriteros, con toda la chusma «del progreso» pidiendo su excarcelación, «gora ETA», etc., nos demuestra bien a las claras el estado de degradación del país, cuya reina es la sectaria Carmena que pobre si te tocara en un tribunal de Justicia.

Al señorito Vitorino le entran unas ganas locas por viajar a Cuba y Venezuela pese a que tiene mal de avión. Claro que, bien pensado, aquellos regímenes van a enraizar más pronto que tarde en nuestra piel de toro gracias a ese advenedizo desilustrado llamado Pedro Sánchez y a unos pardillos de votantes que gustan de pasarse la vida obedeciendo y cobrando la paga de la subvención.

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