Manuel del Rosal García

Chorizos y ‘chorizos’

Chorizos y 'chorizos'
Manuel del Rosal García. PD

Definición de chorizo: Embutido curado o ahumado hecho con carne de cerdo picada y otros ingredientes, abundante pimentón y otras especias.

Otra acepción de chorizo: Ratero, ladrón, corrupto.

España es, posiblemente, el país con los mejores chorizos del mundo. Desde la más pequeña aldea hasta la populosa ciudad, todas las tierras de España presumen de sus chorizos.

Las diferentes clases de chorizos pueden resumirse en estas variedades: Vela, Sarta, Cantimpalos y Cular. Ahora bien, desde que la democracia está implantada, en España ha aparecido una nueva clase de chorizo.

En tan sólo unos años se ha popularizado de tal forma que ha ensombrecido a los demás chorizos. Es tan así que cuando se habla en términos coloquiales del chorizo, las gentes del común piensan inmediatamente en esta nueva clase de chorizo.

A lo largo de nuestra democracia se han popularizado diferentes tipos de estos nuevos chorizos. Me estoy refiriendo al chorizo como ratero, ladrón y corrupto.

Ya en tiempos de Felipe González se lanzaron al patio de Monipodio, donde tiene su asiento toda clase de fullería, de compra, de venta y corrupción los primeros tipos de este chorizo. Seguro que los recuerdan: chorizo Filesa, chorizo Malesa, chorizo Time-Export, chorizo Ibercorp, chorizo Papel del BOE, chorizo Luis Roldán.

En la actualidad y desde hace pocos años el mercado de Monipodio ha visto como nuevos chorizos ocupaban las primeras páginas de todos los periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión, que son como los escaparates chacineros donde se exhiben estos chorizos. Tenemos varios tipos a cuál más infecto: chorizo catalán Pujol, chorizo andaluz ERE, chorizo Gurtel, chorizo madrileño Púnica, chorizo valenciano Taula.

Estoy seguro que se me escapan algunos tipos de chorizo porque España está repleta de ellos. Yo apostaría que no hay ni un solo pueblecito en España que no tenga su chorizo definido como ladrón, ratero o corrupto.

Por supuesto, en las grandes ciudades, donde es tal la expansión de su fétido olor – estos chorizos no huelen a pimentón y a especias, sino a cloaca, albañal, letrina, alcantarilla, a pústula y vertedero – que los ayuntamientos deberían realizar un estudio medioambiental para comprobar si la contaminación que las envuelve no es debida a las emisiones de dióxido de carbono, sino a los efluvios y emanaciones de la corrupción generada por tanto chorizo pútrido.

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