Antonio Lucas entiende que ninguno de los cuatro principales líderes políticos de España, Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera; están sabiendo perder o aceptar el mandato de los electores:
En uno de sus poemas Elizabeth Bishop dejó este hallazgo: «’El arte de perder se domina fácilmente;/ hay tantas cosas decididas a extraviarse/ que su pérdida no es ningún desastre’». Conviene leer a ciertos poetas para confirmar que el mundo ya está inventado. La estrategia de Sánchez y Rivera (dos rotos para un solo siete) es lo que parece: papel mojado. Todas las palabras que se barajan en su correduría de pactos son perfectamente inexactas. Y aún con este panorama cabe pensar que las elecciones no las han perdido ellos, sino que las sigue perdiendo Rajoy, un político muy inferior al que ya era hace mes y medio. El arte de perder es el más exigente porque no tiene enmienda.
Apunta que:
Conviene saber retirarse de un sólo gesto, y no como esos hombres lluviosos que no paran de descargar su derrota en el tiempo. [Esto vale para todos]. El paripé de la politica española y sus ruedas de prensa delatan una soberbia sublime que en verdad esconde una afasia muy honda. La mejor política es la que obliga a hablar menos porque las cosas quedan claras (y la aguja de las brújulas en su sitio). A lo que asistimos es a una falta piadosa de imaginación, de cintura, de vocación y de voluntad. Las risas las empezamos ya a poner nosotros.
Y se reafirma en que:
Este ‘West Side Story’ está quedando tan rana como era previsible. No vamos a ver boda porque todo apunta a que repetiremos la petición de mano en nuevas elecciones. La semana próxima pinta en el Congreso a gatillazo elemental. Incluso a despecho. La impotencia de ser veraces les está enclavijando a todos en el fracaso. Y su fracaso es el nuestro, con lo que eso espanta. Nunca un cambio de agujas ha costado tanto. Al final la vieja y la nueva política resultarán siamesas, por aburridas, por confusas. A los candidatos les sobra solemnidad. Menos a Rajoy, que le sobra pereza. Empezar de cero se parece cada vez más a seguir igual. No queda mucho para que los pactadores recurran a Robe Iniesta (el de Extremoduro): «’No me hagas fracasar./ No me preguntes: ¿dónde vas?/ sigue tú solo inventando el cuento’». Pues eso, saber perder.