Manuel del Rosal García

Vayámonos abrochando los cinturones… Pueden venir curvas peligrosas por la izquierda

Vayámonos abrochando los cinturones... Pueden venir curvas peligrosas por la izquierda
Manuel del Rosal García. PD

Si lo que buscábamos con nuestros votos era echar a Rajoy ¡Eureka!, lo hemos conseguido. Si lo que buscábamos – así debió haber sido – era solucionar los problemas de España, me temo que la hemos cagado.

El pacto del Tinell – llamado de progreso, esa palabra que le llena la boca al señor Sánchez – y el cordón sanitario contra el PP durante las legislaturas de Zapatero nos llevó hasta donde hoy estamos.

Todavía sufrimos sus efectos. El presidente Sánchez, émulo de Zapatero, acaba de firmar un nuevo pacto de «progreso» con Ciudadanos para así presentarse a la investidura, Yo me pregunto ¿qué leyes, qué reformas, qué iniciativas podrá sacar adelante un pacto que suma 130 diputados?

A no ser que ante la segunda votación el señor Sánchez deje asomar algo que pueda tener escondido, algo que haya pactado en la rebotica amparado en la oscuridad y que, de momento, no interesa que los españoles tengan conocimiento de ello.

Nadie, absolutamente nadie, sabe qué pasará tras el más que probable fracaso de hoy; Sánchez necesita mayoría absoluta. Pero en la segunda votación solo necesitaría una mayoría simple, y ¡amigo mío!, he aquí la madre del cordero.

¿Tiene el señor Sánchez escondido en los pliegues de su chaqueta eso que no puede adelantar porque confirmaría su entrega a quien sea con tal de gobernar? La contestación a mi pregunta para el viernes. Hay otra cosa que permanece en la sombra de la hipocresía de los llamados barones que, amagan, pero no pegan, que dicen no, pero si y que carecen de autoridad moral para opinar sobre un pacto con Podemos, pues algunos de ellos ya gobiernan con Podemos o le permiten gobernar.

¿Tienen los barones y Pedro Sánchez atado y bien atado el consentimiento a gobernar con Podemos e incluso con los independentistas en caso de fracasar el acuerdo con Ciudadanos?

No seamos ingenuos, al partido socialista le importa un bledo con quien ha de encamarse para poder gobernar. Queriendo evitar mayorías absolutas de la derecha podemos caer en una mayoría absoluta de izquierdas, pero rancia y casposa. No deseo que lo que yo apunto desde mi opinión de hombre de la calle, suceda.

Lo más probable es que yo esté equivocado, pues carezco de los conocimientos en los que se apoyan los analistas de cuyas informaciones carezco, pero si todo este teatro del esperpento, toda esta representación de un retablo de las maravillas, toda esta pantomima esconde lo que he apuntado; que el olor a podrido de este guiso incomible compuesta por partidos de todos los colores, menos del color de España, nos inunde de una puñetera vez y comprobemos lo que hemos hecho con nuestro voto esquizofrénico.

Quiero ver lo antes posible qué hacen estos confabulados de izquierdas y nacionalistas cuando Europa les imponga los deberes, cuando se enfrenten al 22% de paro, a la desigualdad, a la pobreza, a la corrupción a la que ellos no son ajenos.

Los ciudadanos creen que, una vez echado Rajoy- compendio de todos los males, según el señor Sánchez – los mesías izquierdosos harán de España un paraíso, pobres; «La esperanza es una gran falsificadora de la verdad» decía Baltasar Gracián. De momento sugiero que, si lo apuntado sucede, nos abrochemos bien los cinturones y nos atemos bien los machos; vienen turbulencias por la izquierda. Termino con versos de Antonio Machado: Nuestro español bosteza. / ¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío? / Doctor: ¿tendrá el estómago vacío? / – El vacío es más bien en la cabeza.

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