Sé que estamos en el mismo sitio, aunque no sé muy bien cual, ni quien va a pagar toda esta pérdida de tiempo de la farsa/investidura/campaña del Sr.Sanchez para seguir controlando el PSOE. O sea, que adonde hemos llegado tenemos más de lo mismo.
Chulería, maquiavelismo, ingenuidad, flema. Asocie estas caracteristicas con cada uno de los líderes y luego no diga que he sido yo. Y tampoco que se trata de algo subjetivo y partidista.
No. Porque si los resultados de este sencillo juego coinciden en gran número, hablamos de caracteriología y de algo absolutamente objetivo.
Mientras, el teleñeco al que han puesto ahora de rebote en la presidencia de la Generalitat con la canción de siempre, «Cerca, lejos», de Epi y Blas, esperaba al consejero Homs, que ha sido citado a declarar sobre toda aquella tómbola y barahúnda inconstitucional que organizaron en la querida Cataluña, unos catalanes que quieren explorar el espacio sideral y que ha vuelto a amenazar con amputarnos en 18 meses algo que es y «sentimos como nuestro», como ellos, desde hace más de cuatro siglos.
Aunque no se cómo se llama su partido, que para escaparse del pujolismo ha cambiado tres veces de siglas, el desfile del separatista Homs, al que ahora echan a Madrid, ante el Tribunal Superior de justicia de Cataluña, dicen ellos que es un proceso político.
Pero, aparte de una coacción encabezada por un Magistrado que, cerca de la traición, siendo miembro y cobrando del poder judicial español redactó un proyecto de constitución para Cataluña, han repetido otra de esas una imágenes patéticas, representativas de lo que es hacer la pelota dentro de un clan, donde el clientelismo constituye la carrera profesional de quienes viven de la mamandurria nacionalista.
Una especialidad, la judicial, de eso que el hippyleninismo hortera, ha venido en llamar escrache, salvo cuando es a uno de los suyos, y que debería estar castigado con años de cárcel por ser uno de los atentados más graves a las bases de la democracia y la libertad.
Estábamos pues en perseguir la corrupción y en impedir acceder o condicionar el Gobierno a los escraches, provocaciones y demagogias de separatistas, arribistas y leninistas.
