Federico Jiménez Losantos

«Ada Colau ha dado a luz una criatura que te quita las ganas de hacer méritos»

"Ada Colau ha dado a luz una criatura que te quita las ganas de hacer méritos"
Federico Jiménez Losantos. PD

Federico Jiménez Losantos reparte hostias como panes a aquellos imberbes, políticamente hablando, a los que les ha dado por la idiotez y mamarrachada de retorcer el lenguaje hasta el punto de tildar de machista lo de el Congreso de los Diputados. Es de coña:

Una de las pocas cosas realmente valiosas que a los españoles nos regalan al nacer es la lengua española. Hasta los analfabetos y los pobres de pedir -no de espíritu- pueden hablarla bien en los lugares más remotos del mundo. Un campesino nicaragüense, por ejemplo, habla mejor español que un ejecutivo argentino, no digamos catalán, y durante muchos siglos, en cualquier rincón perdido del mundo ha habido madres que para firmar ponían la cruz, porque nadie les había enseñado a leer y escribir, y que sin embargo hablaban y cantaban estupendamente.

Bergamín, uno de los seres más sutiles en el uso de la lengua y de la idea de España, al que, si no como autor de Esperando la mano de nieve, debería rendir culto la grey podemita como símbolo del estalinismo español -empezó de católico rojo, continuó de escriba delator contra el POUM, siguió de propagandista del FRAP y acabó de proetarra en Fuenterrabía- escribió un Elogio del español analfabeto para glosar, a su retorcida y brillantísima manera, la cultura oral que admiraba en los pueblos andaluces, donde suena un español mucho mejor que la jerga libresca del chupatintas urbano, ese al que Valle llamaba cagatintaz.

Añade que:

Sin llegar al extremo de las paradojas bergaminianas, hay una obra literaria, el Romancero, creada por millones de españoles, en un principio analfabetos y anónimos, a los que se unieron, reconociendo el genio popular, los escritores más exquisitos, de Góngora y Quevedo a Juan Ramón y Antonio Machado, hasta crear el más conmovedor de nuestros monumentos nacionales, la joya más delicada de las lenguas romances.

Y apunta que:

Pues bien, en nombre de la igualdad de género (en la jerga progre, que huyendo del género común ronda el epiceno, suele significar de sexo), los politicastros y politicastras, analfabetos y analfabetas, se han propuesto liquidar esa lengua común que, además sale gratis. Rosana Pastor quiere amputar del Congreso el apéndice «de los diputados». Debería dar ejemplo y en vez de Pastor, llamarse Pastora o, para no discriminar al animal, Oveja. En Barcelona, Ada Colau también de parto semántico, ha dado a luz una criatura que te quita las ganas de hacer méritos: en vez de homenaje, mujeraje. Tienen un lío con las aes que no les cabe en las oes. Y todo porque no saben cómo borrar el nombre de España. ¡Pues que digan Españo, coña!

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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