Martín Prieto

«El Congreso de los Diputados no es una recua de machos»

"El Congreso de los Diputados no es una recua de machos"
José Luis Martín Prieto. PD

Martín Prieto lanza un claro mensaje a quien corresponda respecto a la mamarrachada de querer cambiar el nombre del Congreso de los Diputados por tener tintes machistas:

Con el primer Gobierno de Felipe González me convidó a almorzar el secretario de Estado de Interior en la intención de ilustrarme sobre el «cambio». Me explicó que en una democracia avanzada la línea informativa y editorial de los medios de comunicación privados debería atenerse a los resultados electorales y plegarse a la mayoría social. Recuperado de mi primer vahído prosiguió con un panegírico del Partido Revolucionario Institucional mexicano (entonces los socialistas hablaban mucho del PRI) y deduciendo que tras cuarenta años de dictadura España adquiriría su equilibrio después de cuarenta años de socialismo. No es de extrañar que aquel ministerio acabara como terminó. Felipe no participaba de tal caldo de cerebro pero en el PSOE muchos cabezas de huevo estimaban que cualquier cohabitación con la derecha nacional, fuera AP o PP, era metafísicamente imposible.

Recuerda que:

Las disparidades conflictivas con un centro-derecha democrático fueron creciendo hasta hacer eclosión con Zapatero, su Pacto del Tinell, y el arrojo de media España a las tinieblas exteriores. Hoy un portavoz socialista alega que una gran coalición a la alemana es imposible porque la cultura política del PSOE está más cerca de Lisboa que de Berlín. En Europa derechas e izquierdas mantienen recetas de felicidad diferentes pero en momentos de crisis se ayuntan en cesiones mutuas sin graves problemas psicológicos. No se ha dado la ocasión pero se puede suponer que el PP, llegado el caso, podría negociar generosamente esa cohabitación con el PSOE sin que se soliviantaran sus bases. Esa inclinación socialista no existe y hasta parece imposible, con destellos irracionales de rencor personal, manifestados en la anatematización de Rajoy.

Y concluye:

La muerte del bipartidismo no es tal, sino la aparición de una izquierda heredera del comunismo y unos C’s que ora son Nuevas Generaciones ora Joven Guardia Roja. Pero los dos grandes partidos, maltrechos, siguen ahí. A menos que queramos esa democracia avanzada que proponía el funcionario socialista, el Estado exige un tacto de codos entre el PP y el PSOE y un lenguaje menos altanero en este último. Las afinidades electivas llegan solas, pero las disparidades conflictivas son siempre un error voluntarista. Rajoy no ha bloqueado nada. Es el PSOE quien impide un Gobierno.

P.S.- El Congreso de los Diputados no es una recua de machos sino la reunión de personas elegidas sin distinción de sexo.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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