Jaime González

«Explicarle el modelo de Enseñanza Militar a Colau es un ejercicio estéril»

"Explicarle el modelo de Enseñanza Militar a Colau es un ejercicio estéril"
Jaime González. PD

Jaime González tacha de maleducada a la alcaldesa de Barcelona por el desplante hecho a los dos militares que, en un alarde de demostración de que tienen mejor educación y modales que ella, decidieron despacharla de una forma muy elegante:

Si Ada Colau hubiera compaginado su vida de «activista» con un poco de ejercicio intelectual, no habría que explicarle a estas alturas el papel de la Defensa Nacional y las aportaciones culturales y científicas de las Fuerzas Armadas a lo largo de la historia. Que la ignorancia y el sectarismo son muy atrevidos lo demuestra el hecho de que la alcaldesa de Barcelona expresara ayer su malestar por la presencia del Ejército en un estand del Salón de la Enseñanza de la Ciudad Condal.

Dice que:

«No me gusta que estén aquí», les dijo a los mandos militares que se acercaron cortésmente a saludarla. A tenor de la escena, resultan más que evidentes las lagunas de Ada Colau en educación cívica, por lo que no estaría de más que se apuntara a un curso rápido de formación de los que se imparten en la feria. Tan atrevidos son la ignorancia y el sectarismo que la alcaldesa concluyó con un explícito «hay que separar espacios». En eso tiene razón: Ada Colau dando lecciones en un Salón de la Enseñanza es un sarcasmo, una ironía del destino o una burla a la inteligencia. La democracia es tan generosa que ha querido que una señora que practicaba «escraches» disfrazada de «superheroína» -maillot negro, pololos y capa amarillos- sea alcaldesa de Barcelona, lo que demuestra que el sistema no peca por defecto -como sostiene Ada Colau- sino, en todo caso, por exceso.

Y sentencia

Explicarle el modelo de Enseñanza Militar es un ejercicio estéril. No perderé un segundo en convencerla de que el nivel de formación académica que reciben los jóvenes que optan por la educación militar es muy superior a la media. Si Colau tuviera la décima parte de preparación y de vocación de servicio que los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, podría intentarlo. Pero no merece la pena. Está hipotecada por el odio. Su sectarismo ha alcanzado tal grado de inquina que lo único que queda es mandarla de muy buenas maneras a seguir destilando rabia. Eso sí: cuando uno de esos militares a los que hay que confinar en «espacios separados» entregue su vida por defender la suya o la mía, le ruego se abstenga de hacer ningún comentario. Cualquier palabra que dijera me serviría para utilizarla en su contra.

Hoy, por una elemental cuestión de educación, no voy darle el gusto de ponerme a su altura. Puestos a destilar, prefiero la indiferencia. Se duerme mucho mejor.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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