Carlos Carnicero

Parálisis hasta después de la Semana Santa

Parálisis hasta después de la Semana Santa
Carlos Carnicero. PD

Calma chicha en espera de nuevos vientos después de la investidura fallida de Pedro Sánchez. Todos los partidos se han conjurado en dejar pasar el tiempo hasta que el calendario se ponga rojo, vísperas del plazo para convocar elecciones. Mientras tanto las presiones se han hecho más sibilinas.

Albert Rivera insiste en que no puede haber entendimiento con el PP mientras Rajoy siga al mando.

Pedro Sánchez insiste en citar a Pablo Iglesias consciente de que la crisis de Podemos tiene su origen, entre otras cosas, en el desgaste del líder morado por la forma en que ha conducido el debate de investidura y su negativa a facilitar un gobierno del PSOE y Ciudadanos. En el fondo, lo importante es que los electores no culpen a cada partido de nuevas elecciones.

Los sondeos empiezan a coincidir en dos cosas para una nueva convocatoria. Podemos sería el perdedor, rodando hasta el cuarto puesto, mientras que Ciudadanos crecería en el estancamiento de PP y PSOE. Y que nadie es partidario de seguir con un parlamento bipartidista.

Los ciudadanos castigan a quien consideran que ha dificultado un acuerdo e insisten en que España ya no es bipartidista.

La Zarzuela espera en silencio. El Rey no encargará una nueva investidura si no se le presentan cuentas que la posibiliten.

El cansancio se nota en los medios y en la ciudadanía. Los líderes se están dosificando en sus apariciones públicas conscientes de que la sobre exposición puede quemar lo conseguido.

Falta algo más que cincuenta días para que finalicen los plazos para convocar una nueva elección. Y la Semana Santa es la frontera para nuevos guiños y nuevos movimientos. Se instala la sensación de que la repetición de elecciones es inevitable. Y también de que los nuevos resultados no traerán un cambio sustancial sobre los emitidos por los electores el pasado 20 de diciembre.

Probablemente la mayor presión cae sobre Mariano Rajoy y su continuidad como líder conservador. El PP, al menos formalmente, cierra filas con Mariano Rajoy. Pero ya es malo que el tema esté en el ambiente.

La novedad de la semana ha sido la ocurrencia de que el Gobierno en funciones no puede ser controlado por un parlamento que no le eligió. Aceptar esta tesis establecería que el gobierno no debe responder por sus actos. Finalmente, el acuerdo suscrito por la Unión Europea con Turquía será adoptado con acuerdo en el Parlamento.

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