Jaime González

«Mario Conde llevará siempre una sombra de sospecha cosida en la frente»

"Mario Conde llevará siempre una sombra de sospecha cosida en la frente"
Jaime González. PD

Jaime González también hace un retrato de Mario Conde y asegura que no le sorprende en exceso lo que ha sucedido con el exbanquero:

Conocí de cerca a Mario Conde en 2010, cuando lavaba su imagen a 1.200 revoluciones por minuto. De aquel frenético centrifugado recuerdo su empeño por borrar cualquier sombra de vanidad o codicia, estigmas que combatía subrayando el valor de una fortalecida espiritualidad que -según decía- le había servido para redimirse de todos sus pecados.

Añade que:

En apariencia, el nuevo Mario Conde era el opuesto del viejo Mario Conde, un hombre que había conquistado el bien más preciado, mucho más que el dinero: una paz interior inquebrantable. Es difícil saber cuánto de verdad había en sus palabras, pero aquel afán desmedido por mostrarse por dentro me provocaba tantas dudas que opté por tomar una prudente distancia y no subirme, por si acaso, al carro de la loa y la lisonja. Mario Conde se había encarnado en un Mario Conde mejorado en todos los aspectos. Había visto la luz y quería hacernos partícipes de la buena nueva, guiándonos por el camino de la salvación con un proyecto regenerador de amplio espectro en el que la sociedad civil debía ser la gran protagonista.

En boca de Conde, la palabra regeneración es un gigantesco oxímoron, pero su poder de persuasión obró el pequeño milagro de que unos cuantos decidieran seguirle en procesión. Tal vez le faltó perspectiva para adivinar que su relativo éxito en la pequeña pantalla no era extrapolable al paisaje nacional, porque entre el nuevo y el viejo Mario Conde la gente optó por el recuerdo. Ignoro si tanta paz interior le ayudó a digerir el fracaso electoral, aunque sospecho que no. Más bien creo que fue su convicción de que el pueblo no estaba lo suficientemente preparado para entender el mensaje. Se equivocó: sus argumentos no calaron porque Mario Conde, por mucho que lavara su imagen a 1.200 revoluciones por minuto, llevará siempre una sombra de sospecha cosida en la frente.

Finaliza asegurando que:

Ahora sabemos que el falso opuesto de Mario Conde era el mismísimo Mario Conde, idéntico al que entró por primera vez en prisión en diciembre de 1994. Entre aquel y este han pasado muchos años, pero se conoce que el genuino Mario Conde necesita más tiempo para aplicarse la receta de aquel proyecto regenerador que no fue a ninguna parte. Ahora ha vuelto a la cárcel, que es tanto como decir que Mario Conde ha salido a su encuentro.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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