Víctor Entrialgo de Castro

Curiosa nostalgia de la República

Curiosa nostalgia de la República
Víctor Entrialgo de Castro, abogado y escritor. PD

Yo no entiendo cómo se puede tener nostalgia de una cosa que no conociste y que además fue un desastre. Es como tener nostalgia del Mundial de España o de la Armada invencible. Los grandes intelectuales de aquel tiempo Ortega, Marañón, Perez de Ayala, que en principio crearon la Agrupación al servicio de la república, hicieron discursos por los teatros de media España y luego se cansaron de repetir: «No es esto, no es esto». La República duró cuatro días con antesdeayer.

Llevamos tres meses para escoger Presidente del Gobierno. Si el español no reconoce «la auctoritas» salvo después de la muerte y «la potestas» sólo cuando la ve muy cerca, para elegir hoy un Presidente de la República necesitaríamos cinco años.

Sin embargo esos que emplean el radicalismo para alcanzar el poder y sabe Dios qué hacer con él, porque no lo dicen, hablan y no callan de apenas cuatro años de hace casi un siglo que, eso sí, ven con absoluta clarividencia como si les hubiera llevado allí el Ministerio del Tiempo.

Al mismo tiempo, se manifiestan religiosa y cansinamente todos los años para añadir un color a la bandera, ponerla provocadora y excluyentemente en los ayuntamientos, por no tener mejor quehacer y, paradójicamente, no ven lo que tienen delante de las narices: «el mayor periodo de libertad y democracia de nuestro país, en toda una historia que cumple al menos seis siglos».

Esa «presbicie histórica» no tendria importancia si además del defecto visual no quisieran revertir esa epopeya histórica que disfrutamos. Y esos son palabras mayores.

Son los mismos que se quieren cargar las formas, la cortesía, el cortejo, las tradiciones, los prolegómenos, de los Reyes como de la Champions.

Ortega acusó a aquellas Cortes de las que algunos sienten nostalgia a fecha fija, de sectarismo, de radicalismo huero, motejando a los extremistas radical-socialistas más exaltados de «jabalíes», apodo perfectamente vigente para nuestros «wecanistas», curiosos radicales que fueron a copiarle el slogan a Obama.

Más adelante calificaría sus propuestas de lamentables, sin pies ni cabeza, ni el resto de materia orgánica que suele haber entre los pies y la cabeza.

«La República es una cosa, El radicalismo es otra. Si no, al tiempo.»

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