Pedro Cuartango

«La mentira de José Manuel Soria ocultaba otra, la de mantener una offshore encubierta por testaferros»

"La mentira de José Manuel Soria ocultaba otra, la de mantener una offshore encubierta por testaferros"
Pedro García Cuartango.

En El Mundo, Pedro Cuartango también apunta que Soria tiene que salir por su mentira en relación a la sociedad off shore y no tanto por haber tenido relación con la misma:

Estaba empezando a leer ayer por la mañana El hombre de las dos patrias, el nuevo libro de Javier Reverte sobre Albert Camus, cuando me enteré de que José Manuel Soria había presentado su dimisión.

¿Qué vínculo se puede establecer entre un ministro que tiene que dejar el cargo por ocultar que es el propietario de una sociedad en un paraíso fiscal y la figura de uno de los intelectuales europeos más importantes del siglo XX? La respuesta es su relación con la verdad.

Soria no dijo la verdad fuera para salvar su puesto o para proteger secretos familiares. Pero esa mentira ocultaba otra, que es que, siendo alcalde de Las Palmas, había mantenido esa sociedad offshore, encubierta por testaferros. El ex ministro predicaba de día las virtudes del buen gobierno y el cumplimiento de las obligaciones fiscales y de noche se dedicaba presumiblemente a la ingeniería financiera para eludir el pago de impuestos, que es para lo que se crea una firma de estas características.

Detalla que:

Soria luego fue nombrado consejero de Hacienda y vicepresidente del Gobierno canario. La pregunta es con qué autoridad moral ejerció esos cargos y los posteriores cuando practicaba la doble moral de gestionar los asuntos públicos mientras localizaba sus negocios en paraísos fiscales.

No creo que Soria sea corrupto ni que el origen de sus fondos fuera ilegal. E incluso podría entender, aunque no lo justifico, que la familia tuviera que recurrir a un paraíso fiscal para realizar determinadas operaciones que exigía el negocio familiar.

Pero lo que resulta inaceptable es la mentira porque la vida política se basa en el contrato de confianza entre los ciudadanos y los dirigentes. Quien miente en una cuestión tan esencial no puede ejercer cargos públicos. Y Soria empeñó su palabra en varias comparecencias que él no tenía ninguna actividad en paraísos fiscales.

Se me argumentará que no siempre se puede contar la verdad. Pero hay casos de personas que se han negado a mentir cuando les convenía y han sido coherentes con unos valores que sólo podían causarles problemas. Pongo en contraste la actitud de Soria con la trayectoria de Camus, que, fueran cuales fueran sus aciertos o errores, siempre escribió lo que pensaba y dijo la verdad aunque se volviera contra él.

Profundiza en el ejemplo de Mario Camus:

No estoy santificando a Camus. He leído la casi totalidad de su obra y también las magníficas biografías de Olivier Todd y Herbert Lottman y he escuchado los testimonios de quienes le conocieron. Todos coinciden en un rasgo: era una persona dispuesta a pagar el más alto precio por defender lo que él creía que era verdad.

Le expulsaron del Partido Comunista porque no aceptó la política de apoyo al Frente Popular a costa de traicionar los intereses de la población árabe en Argelia, se enfrentó con Jean-Paul Sartre porque se negó a ignorar las miserias del estalinismo y defendió su identidad como pied noir, lo que valió la repulsa de la gran mayoría de intelectuales franceses de izquierdas y de derechas. Camus se quedó solo, totalmente solo.

Y apunta que:

Pero nunca adoptó una actitud arrogante ni de desprecio hacia nadie. Se refugió en la escritura, en el apoyo a las causas pérdidas y en la añoranza de las playas y el sol de un Argel al que no volvió.

Camus demostró con hechos y dichos el valor de la verdad. Y ello debería estar siempre presente en nuestros actos y en la vida política. Sólo podemos construir un mundo mejor a partir de la verdad, aunque ésta siempre tenga un componente subjetivo. La verdad nos redime y nos devuelve la dignidad. Desgraciadamente esta escasa virtud no brilla en una actividad política en la que el tacticismo prima casi siempre sobre las convicciones.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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