Luis Ventoso

«Si Rajoy fuese ojeador del Deportivo de La Coruña estaríamos en Tercera»

"Si Rajoy fuese ojeador del Deportivo de La Coruña estaríamos en Tercera"
Luis Ventoso. PD

Luis Ventoso le sacude a Rajoy por sus elecciones a la hora de rodearse de la gente de confianza:

Los gurús de la gestión manejan sus latiguillos: «No hay éxito sin fracaso»; «Un líder sabe lo que debe hacerse, un administrador solo sabe hacerlo»; «El mejor plan estratégico es hacer las cosas bien»… En los aeropuertos, junto a los chicles, se venden libritos amarillos para ejecutivos que compendian estas máximas de maestro shaolín con estrés. Pero entre todas las citas de la escuela «¿Quién se ha llevado mi queso?», hay una que siempre me ha parecido una enorme verdad: «Los proyectos son las personas». Rodearse de los mejores y darles la responsabilidad es la clave del éxito.

Señala que:

Las personas, con sus ideas y capacidad de trabajo, marcan la diferencia. Pienso en Apple. Siguen forrándose: la mayor compañía del orbe. Pero en el fondo continúan dándole vueltas a la noria de Steve Jobs. Falta la chispa de talento que deslumbraba con cosas inéditas, aquel visionario un poco borde que veía las cosas de forma diferente: «Mi modelo de negocio son los Beatles. Eran cuatro tíos que conocían las tendencias negativas del otro y las mantenían a raya. Crearon un compendio y el total era mucho más que la suma de las partes. Las grandes cosas nunca están hechas por una sola persona, sino por un equipo». ¡Chapó!

Añade que:

Observo el ojo clínico de Rajoy a la hora de calar a la gente que conforma sus equipos y se me ocurre que si fuese el ojeador del Dépor ya estaríamos en Tercera. Es prudente, con sangre fría, y en contra de lo que ha establecido su caricatura, trabajador y constante. Pero como jefe de recursos humanos… ¡ay! Mariano debió de ser el único español metido en harina que no se percató de que Gallardón manejaba agenda y ambiciones propias y desafinaría pronto en el coro. Tampoco le pareció nada raro que su ministra de Sanidad tuviese al Gürtel en la cocina. Animó con un bochornoso mensajillo al pájaro que montaba en Suiza la cueva de Alí Babá. Eligió a un torito resabiado para la imprescindible reforma educativa, que embestía cuando no tocaba y añadía una polvorilla innecesaria a un debate ya complejo (qué diferente habría sido todo con el ministro actual). Para Europa, optó por un señor majete para tomarse unas cañas, bien preparado, de éxito personal… pero que resultó un candidato bloqueado y carpetovetónico. Con la tropa de Valencia, confió hasta que el cieno se desbordaba (y en parte lo sigue haciendo, pues ahí está Barberá). Con Soria se ha repetido la jugada. Confianza pese a unas explicaciones a lo Íker Jiménez, hasta que lo noquearon los papeles de Jersey.

Y sentencia:

¿Por qué le cuesta tanto a Rajoy desconfiar de la gente y actuar? Aunque me pondrán a parir, creo que atiende que se trata de un tipo con buena madera personal, honesto y poco retorcido, que tiende a pensar que todo el mundo viene a ser un poco como él, eso que llama «un señor normal de Pontevedra». El problema radica en que parte de su tarea consiste en calibrar bien al personal y elegir a los mejores. Volviendo al Dépor, Mariano me recuerda a un avezado ojeador que nos trajo a un tal Manteca, ilustre goleador argentino. El ariete era tan legendario que resultó que tenía el fuelle de un abuelo y una pata más larga que la otra. Lógicamente, no le marcó un gol ni al arcoíris. Hubo que dimitirlo.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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