Laureano Benítez Grande-Caballero

Canciones para una España prodigiosa

Tiempos prodigiosos los que estamos viviendo en este maravilloso y sorprendente país, gracias a nuestros políticos. Tiempos que se merecen un fondo musical igualmente prodigioso que, por suerte, ya tenemos

Canciones para una España prodigiosa
Laureano Benitez Grande-Caballero. PD

Anduriño Rajoy, ¿dónde estás? En un día gris retornarás, y tu misterio ya no lo será. Y con un sorbito de champán brindarás por el nuevo poder, como un niño besando en la sombra los leones del Kongreso de los disputados.

Sí, Sr. Snchz, sé que me quieres cazar, pero no me dejo atrapar lalalalalalala. Pero dame, dame, dame, dame felicidad, que solo tú me puedes dar pactando conmigo.
Pero Snchz estuvo bailando con el Lolo Turrión, y le dijo que se encontraba muy solo: «¡Help, ayúdame!». Pero Lolo, blanco y radiante cuando le calienta el sol del poder, le dice que «tú no serás mi baby».

Ah, Rajoy, toda una vida machinesca en el poder, con maracas y matracas, pues crees que no tienes edad para dejar la Moncloa, pues dices que «yo soy aquel« elegido por el destino para poner mis manos en la cintura de España… Mi España… no puedo quitar mis ojos de ti, aunque me digan que todo tiene su fin. ¡Oh, España, mon amour como Aranjuez!

Y Pablo diciendo al fantasma de Chávez que va a pintar las paredes del Kongreso con su nombre, para demostrarle que le quiere de verdad… O quizá simplemente le regale una rosa, y lo mismo hará con un ayatolah de esos, o un batasuno norteño, al que podría cantarle puñoenalto el romance del Conde Arnaldo.

Sí, esta es la triste historia de a los que hirió el poder, hasta el punto de que algo de ellos se va muriendo dentro si no lo consiguen. No todos nacieron en el Mediterráneo, pero no por eso dejan de preguntar a España por qué y por qué no les votan solamente a ellos.

Y Pablete y Snchz buscando en el baúl de los recuerdos cuerpos amojamados en las cunetas de la Guerra Civil. No son Romeo ni Julieta, pero hay gente que se opone a su amor, por eso a veces sus lágrimas caen en la arena y una ola atrevida se las lleva. No hay pacto, pero es preferible reír que llorar, amigos.

Rivera, ¿por qué estás triste y azul como un lindo gatito? Mirando al mar en tu Barcelona, ¿con quién soñaste? Desde luego, no mandaste rosas al Anduriño, que se fue sin beso ni flor al partir por las calles del viejo Madrid, mientras le decía a Rivera:«Tómame, o déjame! Pero no me pidas que te crea más». Y todo il mondo diciéndole a lo Ninette: «¿Porqué no te vas?».

Lolo Turrión se declaró a la Moncloa, diciéndole Gallardo aquello de «Hoy tengo ganas de ti. Quiero apagar en tus sillones la sed de mi alma, y descubrir el poder juntos cada mañana». Porque solo pienso en ti, España camisa blanca, con cara de gitana, de labios color de amapola.

Pablito, tú tienes una forma de engañar que me fascina, pues eres embustero y bailarín, siempre con nostalgia de los palacios de invierno, siempre cerca de las estrellas con tu Sextante. El otro día le dijiste al Garzón: «Bailemos un vals». ¿Cuál?: ¿el de las mariposas? Pues para eso primero tendrás que bajar tu puño, hombre.

Y Rajoy el anduriño en su noche black is black, que también arropa al Snchz amenazado por el sorpasso del Lolo feroz, sin que nadie les lleve a Little lovin. Ya, y es que la política es una tómbola de luz y de color. Ponte de rodillas y reza por tu poder, Rajoy… y lo mismo vale para ti, Snchz, al que no le salvará ni un rayo de sol, porque borriquito como tú, que no sabe ni mu. Aunque peor es lo de Rajoy, que no le quieren ni en la fiesta de Blas, ni tras la Puerta verde.

¿En qué bancada irán a caer las flechas del amor? A Rajoy nadie le quiere ya, qué vas a hacer, adónde irás. Pero parece que Pablete tiene el corazón contento, lleno de alegría por su contubernio con el Garzón, al que le dijo: «Dejaré la llave en mi puerta». Pero en la política ya sabemos que los pactos se hacen con hilo de seda. ¿Errejón?: pues le llaman «el chico de la armónica», pobre, pero, si le acarician, se le rompe el hielo, y sonríe y todo, como un popotito, porque quince años no son nada, y él quisiera ser aurora boreal para alumbrar las Españas, pues tan altos son sus sueños.

Pero entretanto, cállate, niño, chico ye-ye, no llores más, porque tú no eres ni serás ese salvador de la Patria, ni verás el día en que Turrión diga eso de «Tengo el poder, para qué quiero más».

Sí, Pablenin, eres rebelde porque España te ha hecho así, pues no te enseñó a cantar el lalalala amassielado, sino la internacional. Luego te enamoraste de Lady Banana, una venezolana de generosos pechos, cuyo nombre real era Noelia, de corpiño xeitoso, en una noche de relámpagos, mientras el tiempo volaba en ese mundo nuevo que descubriste. Amor que fue más que de medianoche, pues te colmó de potosíes.

En fin, que con los podemitas, mareas, garzones y sociatas sanchistas, España entrará en otra década prodigiosa, pues será prodigio ver cómo desaparece la nación que posiblemente sea la más vieja del mundo, y no por un enemigo externo, sino suicidada por una población embrutecida y aborregada que se despeñará en masa por las barranqueras de la Historia, entre lalalás y olés.
Pero tranquilos, ya tenemos banda sonora para tan magno y apoteósico acontecimiento, porque, en el fondo, la vida sigue igual, y quien la sigue la consigue.

Para terminar, ahí va la canción más top de los cuarenta principales, la favorita de un servidor: «Si yo tuviera escoba… ¡Cuántas cosas barrería!».

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