Cervantes, precisamente ahora Cervantes, la definió así en el capítulo LVIII de su Quijote «Que trata de cómo menudearon sobre don Quijote aventuras tantas, que no se daban vagar unas a otras:
«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida».
Quiero exponerle, señor iglesias, algunas de las características que definen a un déspota, ahí van: 1) Nunca ceder el poder. 2) Intervenir de manera directa en todas las decisiones. 3) Censura toda opinión contraria. 4) Se rodea de incondicionales. 5) Elimina de inmediato a quien no comulga con él. 6) Es ególatra y narcisista. 7) Es prepotente. 8) Nunca va por derecho. 9) Utiliza la demagogia para sus fines con palabras melifluas y suaves. 10) Tiene miedo a la libertad, a la libertad de los demás naturalmente.
Usted ha utilizado la Universidad, un foro de la libertad, para expresarse contra ella, porque a usted la libertad le duele. Usted, que se considera a sí mismo el ombligo del mundo, no entiende que alguien le afee su proceder, sobre todo si viene en letra impresa en papel de periódico. Como todos los tiranos y dictadores que en el mundo han sido, usted quiere que la prensa se humille ante usted como hace en los países teocráticos y tiranizados como Irán o Venezuela.
Pero no es exactamente la prensa lo que a usted le molesta, que también, lo que le molesta es la verdad porque usted, como todo buen tirano, déspota y dictador es el amo de la verdad, la única verdad que existe es la suya señor Iglesias. Usted es de esas personas enfermas de narcisismo y de poder que cuando se levanta por las mañanas y se mira en el espejo, se dice a sí mismo: «No hay nada tan perfecto en el mundo creado como yo».
Usted va de tolerante, de suave y dulce – su aspecto aniñado le ayuda – de auténtico, de salvador, de mesías, de demócrata. Sus gestos, sus guiños, sus palabras esconden sus verdaderas intenciones.
Usted es jesuítico, falso y lo esconde tras su aspecto de no haber roto nunca un plato, aunque ya haya roto cosas más importantes que un plato. Cuando usted habla modula la voz para que esta aparezca como guarapo meloso, pero si uno no se queda solo en la música y analiza la letra ve como esta está repleta de odio, rencor y resentimiento y envía dardos envenenados.
A usted, como a todos los que son como usted, le gustaría que todos estuviéramos encantados de haberle conocido, extasiados por verle y escucharle y dispuestos a rendirse a sus encantos. Su narcisismo tontorrón y de revista rosa no entiende que alguien pueda pensar diferente a usted, sobre todo no lo entiende si le han visto, le han escuchado y le han saludado porque acaban de conocer al mesías.
De acuerdo que más cinco millones de ciudadanos le han seguido, como las ratas siguieron al flautista de Hamelin, encantadas por la música de su flauta; la flauta que usted ha empleado ha sido la demagogia, la mentira y la falsedad revestidas de una perversión del lenguaje y de la actitud, es por lo que usted ha podido pastorear a esos ciudadanos que cuando despierten del sueño – de la pesadilla – van a pasarlo duro.
Usted ha dicho: «Vamos a hacer que España se masturbe con nosotros», pero lo que en verdad desea es que España tenga un orgasmo monumental con tan solo mirar su infantil carita y quede rendida a sus pies. Pues puedo asegurarle que no va a ser así, usted no va a ganar y no lo va a hacer porque todos los déspotas de la historia han fracasado, y porque usted, además de narcisista, déspota y dictador es tonto, pero tonto «pa siempre» porque hay que ser tonto para ponerle puertas al campo…AL CAMPO DE LA LIBERTAD.
