Manuel del Rosal García

España: cuarenta años de travesía por el desierto de la democracia

España: cuarenta años de travesía por el desierto de la democracia
Manuel del Rosal García. PD

Dios castigó a los israelitas a vagar perdidos durante cuarenta años por el desierto antes de encontrar la tierra prometida como castigo a sus ofensas y falta de fe.

España también lleva vagando por su desierto cuarenta años buscando sin encontrarla la tierra prometida; la diferencia entre el castigo de Dios a los israelitas y el castigo a los españoles es que, los israelitas encontraron su tierra prometida y mientras la buscaban Dios los alimentaba con el maná y los españoles seguimos vagando sin encontrarla y alimentándonos cómo podemos. Durante cuarenta años los españoles hemos avistado muy poco oasis y muchos espejismos.

Nos prometieron libertad, que una vez rotas las cadenas del caudillismo, del totalitarismo, una nueva era de paz justicia y pan para todos inundaría una nueva España. Llevamos cuarenta años perdidos en ese desierto y, no solo no hemos ni avistado la tierra prometida, sino que la nueva era de paz, justicia, igualdad y libertad ni está ni se la espera.

¿Cómo puede un hombre ser libre con un sueldo de 800 euros al mes? ¿Es libre quien recibe la limosna de 426 euros de subsidio? ¿Son libres familias enteras donde todos sus miembros están en paro?

Y la paz, que paz puede existir donde no hay libertad, esa libertad que te permite vivir libremente de pie y no de rodillas porque posees eso que, desde siempre, ha hecho que el hombre pueda ser libre: un trabajo digno que te permita vivir dignamente sin tener que bajar la mirada, ni inclinar la cabeza. Cuarenta años dando vueltas por el desierto de la falta de libertad ¿Quién puede ser libre cuando vive en la precariedad más absoluta? Volteados por el desierto de la falta de paz.

¿Quién puede tener paz cuando no ve cómo sustentar a su familia, cuando tiene sobre su cabeza la espada de Damocles de una miseria de la que no puede escapar? Mareados por el desierto de la falta de igualdad ¿Cómo pueden hablar de igualdad, cuando mientras el CEO de una empresa gana diez millones de euros al año, su empleado gana tan solo doce mil? Andando en círculo por el desierto de la falta de justicia, una justicia que tiene diferentes balanzas para pesar los delitos. Cuarenta años de peregrinación por un desierto cuando nos prometían un oasis.

Campanas al redoble, pitos, globos, pasacalles, rebatiñas de alegría, cánticos de «libertad, libertad sin ira, libertad», movidas madrileñas, jubileos, lluvia de flores, cohetes de gozo. ¡Que somos libres! Pero qué libres ni que vaina si la esclavitud viene en la nómina escueta, enteca y seca, en el subsidio mísero, y eso que nos prometieron de la venida de «patria pan y justicia», se ha ido perdiendo entre las dunas del desierto en el que llevamos cuarenta años perdidos en este muladar de corrupción, de privilegios para unos pocos, de penalidades para millones.

¡Se acabaron los privilegios! nos dijeron y en cuarenta años han sido corregidos y aumentados en cantidad y calidad.

Cuarenta años de vueltas y revueltas como ratones que no encuentran la salida, buscando la tierra prometida como los israelitas del Éxodo, con la diferencia de que ellos la encontraron mientras nosotros somos incapaces de encontrarla. Vueltas y vueltas como la rueda de un Karma, como el mito del eterno retorno porque eso parece con la llegada ¡amigo mío! de estos nuevos políticos que huelen a fondo de baúl y nos retrotraen, no cuarenta, sino ochenta años atrás con sus rencores, resentimientos y banderas tricolores, que me rio yo de la duración de la Guerra de las Galaxias y todas sus versiones, que nuestra guerra civil va para 80 años y lo que te rondaré morena, que ya ha batido todos los record Guinness de duración de guerras civiles. Cuarenta años perdidos en el desierto de una España que es incapaz de encontrar el camino que, de verdad, le lleve a alcanzar la tierra prometida.

Cuarenta años para acabar en el espejismo del 20D cuando lo que nos prometieron era un oasis al acabar con el maldito bipartidismo, y ahora nuestros ojos se queman con el reverbero de un nuevo oasis para el 26 J fecha en la que, según todas las encuestas, los españoles veremos como el oasis, una vez más, no es más que un espejismo, y España volverá a empantanarse en las finas arenas del desierto de nuestros pecados. Y mientras vagamos por el desierto nuestros políticos solo piensan en repartirse el agua y el maná.

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