Antonio Casado

Sillones o soluciones

Sillones o soluciones
Pablo Iglesias con Alberto Garzón. PD

A la espera de una nueva ronda negociadora, ya con retraso sobre la anunciada fumata blanca, comienza la semana con señales de atasco por culpa del reparto de puestos en las listas electorales. Dolores de cabeza, pues, de los candidatos a Moncloa por IU y Podemos. Alberto Garzón y Pablo Manuel Iglesias.

Se habla de «tensa disputa» incluso por la ubicación del propio Garzón, al que Iglesias quiso enviar de numero uno por Málaga y ahora se niega a situarlo por encima del quinto lugar en Madrid.

Y ahí siguen dándole vueltas al problema, ya convertido en la traba principal: «Uno de cada seis», pide. «Uno de cada nueve, por ser generosos», replica Echenique.

Tenía razón el socialista Antonio Hernando cuando dijo que «a Podemos le interesan más los sillones que las soluciones». Fue la causa del gatillazo en el soñado apareamiento PSOE-Podemos, soñado por Sánchez.

Puede volver a serlo en el no menos soñado por Iglesias unos meses después de haber abominado del mismo. A la vista de lo ocurrido en el Consejo Político de IU el sábado pasado, parecen encalladas las negociaciones encabezadas por Echenique (Podemos) y Adolfo Barrena (IU).

Es previsible el encaje final en las pretensiones de ambas partes: mejorar la facturación electoral del conjunto y lograr el famoso «sorpasso» (desplazamiento del PSOE a la tercera posición del ranking parlamentario). Por lo que les va en ello. A Podemos, camuflar su caída en las encuestas.

Y a IU, multiplicar sus diputados por cuatro (tuvo dos, en la Legislatura fallida que alumbró el 20-D). Cuentas que se pueden quedar en cuentos si una parte significativa de quienes votaron a Podemos e IU en las pasadas elecciones deciden por unas u otras razones que ya no es lo mismo que votaron hace cinco meses.

Podría darse el caso de que la presunta coalición no sumase votos nuevos y ahuyentase una parte de los cosechados en diciembre. De hecho los sondeos ya han detectado una fuga de votos en el partido de Iglesias. Votos prestados, procedentes del desencanto con partidos clásicos que no encontraron una manera mejor de expresar su malestar. Votos y votantes que ya no se reconocen en partido desestructurado y un líder altanero que disfraza en sus famosos desplantes un pensamiento volátil. Y a esas fugas pueden unirse las de los descontentos con el pacto, localizables en IU, en línea con la postura de calificados dirigentes, contrarios a que IU forme grupo parlamentario con Podemos, aunque tuviera cierta autonomía dentro del mismo. Significativo ha sido que Cayo Lara y el sector crítico eliminaran de la resolución del Consejo Político un párrafo advirtiendo de que la distribución de escaños no sería «obstáculo para la firma de un acuerdo».

Retengamos estas palabras de Garzón ante los 128 miembros de dicho órgano de dirección: «No contemplamos un fracaso en la negociación pero nuestra organización tiene que estar preparada para cualquier escenario».

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