José María Carrascal

«Los sillones, y no la ideología, retardaron el acuerdo entre Iglesias y Garzón»

"Los sillones, y no la ideología, retardaron el acuerdo entre Iglesias y Garzón"
José María Carrascal. PD

José María Carrascal también se apunta a analizar el acuerdo entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón y asegura que si tardaron en llegar al pacto no fue por una cuestión ideológica, sino de sillones o, más propiamente dicho, de escaños:

Lo han llamado «matrimonio de conveniencia» y lindezas por el estilo, pero, para mí, la mejor definición del acuerdo PodemosIU para presentarse juntos a las próximas elecciones es la de González Pons, que pierde el tiempo en Bruselas: «Especie de asociación entre Venezuela y Cuba». Podía haber añadido: «E Irán», pero con los dos citados basta. El más viejo comunismo se une al más nuevo con un objetivo inmediato: desbancar al PSOE. Y Pedro Sánchez todavía apuntando al PP como el gran enemigo de su partido. ¿Hasta cuándo le va a durar la perra? Mejor dicho: ¿hasta cuándo se la van a permitir?

Asegura que las ideas no es lo que trabó el acuerdo durante tanto tiempo:

Lo único extraño del acuerdo entre Iglesias y Garzón es lo mucho que ha tardado. Ahora sabemos cuál fue la causa del retraso: no los programas políticos, que son casi intercambiables, sino los puestos en las listas electorales, los sillones, en suma. En el más clásico de los estilos. Y es que nada se parece más a un viejo izquierdista que uno nuevo. Se parecen tanto que Pablo puede dar clases de leninismo a Alberto, saltándose la veleidad «eurocomunista» de Carrillo, que rechazan ambos.

Las cuentas que hacen no sabemos si son las de grandes estrategas o las de la lechera: los cinco millones de votos que obtuvo Podemos en las últimas elecciones más el millón de IU bastan y sobran para sobrepasar al PSOE, convirtiéndolos en la referencia de la izquierda española. Desde allí podrán ya «asaltar el cielo», La Moncloa, desalojando de ella a Rajoy. Hay demasiadas variables en esa ecuación para darla por cierta. La primera, que Podemos pierde el aura de novedad al incorporar el más rancio comunismo, mientras IU se vende por unos escaños y ambos se convierten en lo que vienen llamando «casta», vieja política, no la mejor publicidad para el cambio que proclaman.

Remacha que:

De lo que ya no hay duda es de que estamos en un nuevo escenario, aunque los actores sean los mismos. Tras cuatro meses de idas, venidas, vueltas, revueltas, los conocemos como la palma de la mano. Si cara al 20-D todos estaban contra el PP, cara al 26-J la pugna va a ser dentro de la izquierda y de la derecha. El PSOE intentando que Podemos-IU no le arrebate más votos (y a ser posible, recuperar algunos de ellos) y el PP procurando exactamente lo mismo con Ciudadanos. Esa será la tónica de la campaña que ya ha empezado, con descalificaciones gruesas del colega ideológico. Y es que no hay peor cuña que la de la misma madera. El resultado dependerá de si los españoles seguimos tan indignados como en diciembre y estamos dispuestos a castigar a quienes nos han llevado a la situación en que nos encontramos sin importarnos las consecuencias o preferimos aquello de «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer». Porque bueno, lo que se dice bueno, no se ve por ninguna parte. Para lo malo, en cambio, basta mirar por el rabillo del ojo a Grecia.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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